Etiquetas

literatura norteamericana (15) Literatura de aeropuerto (14) Literatura patria (14) literatura inglesa (12) novela negra (10) siglo XIX (9) siglo XX (8) literatura irlandesa (6) Jerónimo Tristante (5) Literatura Ikea (5) Jane Austen (4) Literatura canadiense (4) Literatura francesa (4) Novela histórica (4) Serie Crepúsculo (4) Stephenie Meyer (4) Edith Wharton (3) Elizabeth Gaskell (3) Georgette Heyer (3) Lucy Maud Montgomery (3) Serie Ana de las Tejas Verdes (3) Serie Millennium (3) Stieg Larsson (3) Benjamin Black (2) Dickens (2) Historia de dos ciudades (2) Jean Christophe Grangé (2) John Connolly (2) Ken Follet (2) Literaura de aeropuerto (2) 1969 (1) 84 Charing Cross Road (1) Al borde del acantilado (1) Alicia María de los Reyes (1) Ana Frank (1) Arnaldur Indridason (1) Arthur Conan Doyle (1) Arthur G.R. Solmssen (1) Bram Stoker (1) Canción de hielo y fuego (1) Carlos Ruiz Zafón (1) Charlotte Brontë (1) Choderlos de Laclos (1) Cranford (1) Crepúsculo (1) Cristina Rodríguez (1) Dacre Stoker (1) Dan Brown (1) Diario (1) Donna Leon (1) Douglas Preston (1) Dracula (1) Déjame entrar (1) E.M. Forster (1) El Lémur (1) El Secreto de Christine (1) El alcalde de Casterbridge (1) El blog del inquisidor (1) El caso de la viuda negra (1) El documento Saldaña (1) El juego del ángel (1) El misterio de la Casa Aranda (1) El molino del Floss (1) El negocio de la Virgen (1) El otro nombre de Laura (1) El recodo del río (1) El sabueso de los Baskerville (1) El secreto de Sofonisba (1) El tesoro de los nazareos (1) Elizabeth George (1) Emma (1) Emma Donoghue (1) Enric Balasch (1) Esclavos de la oscuridad (1) Ethan Frome (1) Frankenstein (1) George Eliot (1) George R.R. Martin (1) Helene Hanff (1) Henning Mankell (1) Ian Holt (1) It (1) Jane Eyre (1) Jean Marie Auel (1) Jean Webster (1) John Ajvide Lindqvist (1) John Kennedy Toole (1) Katherine Neville (1) La Lista de los Siete (1) La casa de la alegría (1) La cruz de Tau (1) La edad de la inocencia (1) La elegancia del erizo (1) La habitación (1) La hija de Robert Poste (1) La indomable Sophia (1) La joven de Esparta (1) La mujer de verde (1) La mujer gris (1) Las amistades peligrosas (1) Las grietas del infierno (1) Lincoln Child (1) Literatura española (1) Literatura sueca (1) Lorenzo Silva (1) Lorenzo de' Medici (1) Los Asesinatos de Manhattan (1) Los amantes (1) Los hombres de la guadaña (1) Louis May Alcott (1) Luis Leante (1) Mark Frost (1) Mary W. Shelley (1) María Victoria Santos (1) Matrimonio de conveniencias (1) Maurice (1) Mira si yo te querré (1) Moisés Garrido Vázquez (1) Mr. Vértigo (1) Mujercitas (1) Muriel Barbery (1) Norte y Sur (1) Orgullo y prejuicio (1) Papaíto Piernas Largas (1) Paul Auster (1) Pedro Amorós (1) Pedro Antonio de Alarcón (1) Pedro de Paz (1) Philip Vandenberg (1) Pisando los talones (1) Pruebas falsas (1) Rubén Castillo (1) Saga Dollanganger (1) Sentido y sensibilidad (1) Serie Distritos (1) Serie Los Hijos de la Tierra (1) Seth Grahame-Smith (1) Sin testigos (1) Stella Gibbons (1) Stephen King (1) Sue Grafton (1) Suzanne Collins (1) T de trampa (1) Thomas Hardy (1) Torcuato Luca de Tena (1) Un lugar llamado libertad (1) Una princesa en Berlín (1) V.C. Andrews (1) Venetia (1) gabinete de lectura (1) serie Víctor Ros (1) siglo XXI (1)

martes, 22 de diciembre de 2009

La línea negra

Una decepción, si soy sincera. Después del absoluto enganche que supuso Esclavos de la oscuridad, esta novela de Jean-Christophe Grangé me ha dejado igual. Demasiado enrevesada para llegar a un final muy predecible. A lo mejor la otra novela era muy peliculera y podíamos imaginar, muy cerca del desenlace, quién era el malo... pero es que aquí se ve venir tras un hecho que no voy a comentar aquí.

El argumento pintaba bien: una supuesta estudiante de psicología que contacta con un brutal asesino encarcelado, el cual la inicia en su recorrido "místico-criminal". La estudiante no es tal, sino un periodista obsesionado con la pulsión violenta que lleva la gente a cometer asesinatos. A partir de las primeras cartas, el asesino empieza a trazar el camino que su "discípula" tiene que seguir para comprender la esencia de sus instintos... aunque debe serle fiel siempre, porque el criminal no tolera la traición, pero... ¿qué le puede pasar al protagonista si lo traiciona? Supuestamente nada, porque su "maestro" está entre rejas y con un pie en la ejecución.

No digo más por si a alguien le apetece leerla.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Pisando los talones


Kurt Wallander es una de las creaciones más geniales de la novela policíaca, gracias al escritor sueco Henning Mankell (1948). Este inspector de policía de la región más austral de Suecia, Escania, ha protagonizado ya once novelas, una de ellas estructurada en relatos cortos. Yo me he leído unas cuantas y, como suele ser natural en mí, no he seguido el orden natural. La novela que traigo a colación es la última que he leído y se corresponde con la séptima de la serie. Alguna vez he dicho por aquí que mi favorita hasta el momento es la primera que leí, Los perros de Riga (1992), seguida por la protagonizada por Lisa, la hija de Wallander, policía como él, y que lleva por título Antes de que hiele (2002), que es la penúltima de todas. Este mismo año ha sido publicada la última y estoy deseando leerla, aunque cuando voy a comprarla siempre tengo un último impulso - no sé si de responsabilidad o de coherencia - y me compro alguna de las pendientes.

Wallander es un cuarentón cercano a los cincuenta, un policía desencantado de la vida, que duda entre jubilarse o continuar con su profesión. En la novela que traemos aquí debe enfrentarse al extraño caso de asesinato de uno de sus compañeros, Svedberg, así como a la desaparición de unos jóvenes que han mandado unas postales desde Europa que, según la madre de uno de ellos, son falsas. A diferencia de otras novelas de la serie, los acontecimientos transcurren en el fresco verano sueco, por lo que ni el frío otoño ni el gélido invierno que lo cubre todo de nieve están esta vez presentes. La novela es en esta ocasión bastante larga y, aunque el suspense es bueno y la historia en general está muy bien trabada, a veces se hace demasiado pesada. Es como si el escritor hubiera querido transmitir al lector la misma lentitud que está presente en la vida de Wallander, el mismo cansancio extremo que acusa por culpa de la enfermedad que lo aqueja y que descubre en esta novela. Una hiperglucemia  acuciante que hace que a cada momento tenga que parar para dormir o para beber a borbotones un litro de agua (por no contar la de veces que va a la búsqueda de un baño).

Como siempre, la extrema soledad del policía es el gran protagonista del libro. Me gustó mucho la novela en la que aparece Lisa Wallander, porque ello nos proporcionaba la oportunidad de conocer al personaje a partir de otro punto de vista. Yo imagino a Wallander como el actor sueco que ha protagonizado las películas que se han hecho para el cine,  Rolf Karsgard, aunque a veces, pocas, también se me aparece Kenneth Branagh, que lo ha interpretado para una serie de la televisión británica (BBC). De la novela Antes de que hiele recuerdo lo estupefacta que me quedé al leer un pasaje magistralmente escrito en la que se ve a una señora dedicada a trazar senderos desaparecidos y que va a ser asesinada. Esos que demuestran que la novela policíaca no es para nada un género de segunda clase.

Y por terminar con algún párrafo significativo, éste que escojo a vuela pluma no está nada mal:

"Al norte de la hondonada en la que se hallaba el asentamiento, se alzaba una peña que, adivinó, debía ser el punto más alto del archipiélago. Examinó el terreno en busca de un sendero que lo condujese hasta allí. Resbaló en varias ocasiones y llegó a caer arrastrándose hasta rasgarse los pantalones. Pese a todo, ganó la cumbre. La embarcación que ahora sí veía balancearse, parecía diminuta desde la distancia. Wallander miró a su alrededor. Mar abierto, escollos, riscos al este y al norte. En el sur y el oeste se condensaban las islas en el archipiélago. Aves solitarias ascendían y descendían a merced del viento. En cambio, ni un solo buque, ningún velero solitario se deslizaba hacia los puertos invernales. Las rutas marítimas aparecían abandonadas, las señales del tráfico marino ocultas en el fondo del mar, como estatuas momentáneamente olvidadas de un museo marino cerrado hasta la próxima temporada.
Wallander imaginó que se hallaba en lo más alto de una alta torre, desde la cual podía definir sus posiciones. El archipiélago y el panorama del océano no admitían evasivas.
Pronto cumpliría cincuenta años ...".


lunes, 23 de noviembre de 2009

El juego del ángel

Leí La sombra del viento cuando estaba en pleno éxito y, a pesar de que me gustó, no soy capaz de recordar detalles de la trama. Sólo me acuerdo del meollo del culebrón (porque es un culebrón), pero de lo demás... ni me pregunten. Algo parecido me ha pasado con Eclipse, cuyo título parece hacerse realidad y eclipsar nuestra memoria. Espero que no me pase lo mismo con El juego del ángel, falsa precuela del primer bombazo de Carlos Ruiz Zafón. En este caso, la trama es más misteriosa, con tintes de novela fantástica y gótica: cementerios, mansiones misteriosas, falsos culpables... Hay una cierta repetición en aspectos que no voy a desvelar aquí, pero la manera de narrar del autor vuelve a engancharnos, porque no se limita a contar las cosas de una manera plana, sino que otra vez emplea la primera persona, recurso que invita, además, a cuestionarse si las cosas suceden de una forma o de otra, debido a la subjetividad que impregna toda la novela.

Veo por esas webs de Dios que, en general, esta novela ha gustado menos que la anterior, incluso la ponen por los suelos. Pues qué quieren que les diga... no es peor y tiene el atractivo de la relación entre David Martín, el protagonista, y su joven ayudante y aspirante a escritora, Isabella, relación que recuerda un poco a la de Mr. Rochester y Jane Eyre, plagada de ingenio y un sentido del humor muy inteligente, cosa que no recuerdo en La sombra del viento.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Déjame entrar


Mientras el Murcia pierde, para variar, frente al Rayo Vallecano, termino de leer Déjame entrar, una historia de vampiros que tiene su aquél. Tras los zombis sin fuste de Orgullo y prejuicio y zombis, he seguido con otro personaje clásico del terror: el chupasangres. Pero un chupasangres que tiene más que ver con el primero que apareció por el mundo de las novelas, es decir, el Conde Drácula de toda la vida, el auténtico, el Bram Stoker's y no el Coppola's ni el Stephenie Meyer's. Sí señor: un vampiro que mata y hace que otros maten por y para ella. Porque es un vampiro femenino y, además, para añadir más morbo al asunto, niña-adolescente.

Esta novela está plagada de antihéroes: el chico protagonista, Oskar, es el blanco del acoso de los típicos matones de la escuela, que lo insultan y lo maltratan físicamente. Por otro lado, le encanta coleccionar recortes de periódico con noticias sobre asesinatos e imaginar que él mismo es un asesino que mata de forma inclemente a sus maltratadores. Encontrará en Eli, su extraña nueva vecina, una amiga en la que confiar a pesar de lo rara que es. Eli vive con un tipo que Oskar cree que es su padre, pero nada más lejos de la realidad. Es un hombre con ciertas aficiones pedófilas (más leña al asunto) que se encarga de suministrar a Eli sangre cuando ella está tan débil que no puede salir de caza por su propio pie. Junto a los protagonistas tenemos toda una serie de secundarios que también tiene historias bastante oscuras detrás de ellos y que aportan su granito de arena a la historia de Eli y Oskar.

El libro contiene auténticas escenas al más puro estilo gore, poco amables y bastante desagradables, pero la historia y, en cierto modo, la atmósfera general de la misma, las piden. Cuando vea la película, añadiré una postdata a propósito de aquélla.

P.D.: la película es una decepción absoluta. Aunque parezca imposible, es lenta y acelerada a la vez. Pesada como ella sola y, como muestra, el siguiente ejemplo: la versión que hemos visto tenía una desincronización entre imagen y sonido... pues no ha llegado nunca a solaparse la voz de un personaje con la imagen de otro. Y rápida en cuanto a la forma de contar la historia. No sé si no habiendo leído la novela quedan ciertas cosas claras. Además, no sé dónde le ha visto la gente el miedo, la verdad. Y miren que hay cosas inquietantes en el libro y que aquí se obvian totalmente. Repito: una decepción.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Orgullo y prejuicio y zombis







Hoy, en plena sesión de rehabilitación (para variar), he terminado Orgullo y prejuicio y zombis, una tontería como un piano de grande. Yo pensaba que sabía lo que me iba a encontrar, pero nada de nada. ¿Qué es lo que esperaba yo de este disparate? Pues la historia por todos conocida pero con elementos nuevos. La primera frase, "Es una verdad universalmente reconocida que un zombi que tiene cerebro necesita más cerebros" prometía. Pero no. Al menos el "escritor", por llamarlo de alguna manera, ha tenido la decencia de poner a Jane Austen como co-autora y en primer lugar, por delante de él. Porque la verdad es que podría haber sido Sentido y sensibilidad y zombis o Persuasión y zombis. Fíjense que hubiera quedado mejor si se hubiera escogido La abadía de Northanger... al menos tiene un aire gótico.

El ¿autor? de tamaña chorrada dice que cuando leyó Orgullo y prejuicio vio una historia de zombis subyacente. No sé dónde, la verdad. Lo único que ha hecho ha sido copiar casi de manera literal la excelente novela de Jane Austen y, de vez en cuando, saca algún zombi sin ton ni son, poniendo como excusa una plaga que azota Inglaterra. En la ilustración que acompaña a este comentario pueden ver a las hermanas Jane y Elizabeth Bennet en plena acción contra unos zombis que han irrumpido en el salón de baile. A todo esto, ellas y sus otras hermanas son expertas en artes marciales, puesto que se han educado en el templo del Shaolin. Por otro lado, lady Catherine de Bourgh es otra gran luchadora y tiene toda una corte de ninjas a los que Elizabeth se encarga de matar (sí, matar, y de manera sangrienta) para demostrar sus dotes ante la tía de Darcy. Y no se pierdan la "no-declaración", a base de golpes entre los protagonistas. O el final de Wickham, de Charlotte Lucas o de Mr. Collins. Una imbecilidad. Llega a ser soez en ocasiones, algo impensable en una obra de Austen. Para sal gorda ya tenemos la tele.

Creo que hubiera sido más gracioso o rompedor recrear la historia en otro lugar o tiempo. O no. Dejarla como estaba es lo mejor. Lo único positivo ha sido releer la obra... aunque está escrita como si estuviera adaptada para un público juvenil. Me da a mí que ésta ha sido la única manera de hacer que cierto sector de la población sea capaz de descubrir la maravillosa relación entre Darcy y Lizzy. ¡Ay Señor, qué cosas hay que hacer!

P.D.: no contento con esta tontería, el editor encargó otra novela llamada Sentido y sensibilidad y monstruos marinos. Además, la moda parece que ha llegado a España, algo que se traduce en una próxima versión zombi de La casa de Bernarda Alba. No me pillarán.

lunes, 26 de octubre de 2009

La conjura de los necios


Me encanta que me regalen libros por mi cumpleaños. Parece para muchos la solución fácil de cumplir con un regalo, pero me encanta y me sorprende descubrir lo que la gente piensa que me puede gustar. La mayoría de las veces, caen los mayores éxitos de ventas comprados a última hora en el Carrefour, pero también hay gente que se molesta más. Que se va a una librería de verdad y elige un título menos típico o bien porque se lo haya leído y lo quiera compartir o bien porque piense que por el autor o la trama me pueda interesar.

De este modo cayó en mis manos hace muchos años ‘La conjura de los necios’. Había oído hablar del libro, pero una historia protagonizada por un tipo repulsivo, cochino, con un sobrepeso de asustar y con unas ideas poco menos que extravagantes no me animaba a abordar la lectura. Tardé en decidirme, y tardé en cogerle el humor al tipo zafio del gorro de piloto que nos contaba sus peripecias. Pero superados los prejuicios iniciales, comencé a adorar a Ignatius J. Reilly, a su humor maleducado y sin tapujos. Leí con verdadera avidez sus aventuras, que me provocaban verdaderas carcajadas.

La trama, en principio sencilla nos lleva a ver como Ignatius, un ser obeso y excéntrico vive en casa de su madre, se pasa los días escribiendo en cientos de cuadernos sus ideas y su visión del mundo con la esperanza de algún día publicarlos. Pero por azares de la vida se ve obligado a salir de casa a buscar trabajo. Las aventuras vividas y la agitación que despierta en su entorno son la base del libro que nos lleva a ver como intenta desenvolverse en un mundo capitalista muy alejado de la moral que él piensa que debe dominar el mundo.

Una lectura interesantísima, con un ritmo sorprendente y una prosa ágil y elaborada que hacen que las páginas vuelen.

martes, 15 de septiembre de 2009

Canción de Hielo y Fuego



Como estreno en este estupendo blog, y como agradecimiento a invitarme a participar, me atrevo con la reseña de una saga que me ha fascinado desde el primer libro, y aunque me queden dos para terminarla (aún no se han publicado) me atrevo a recomendar la lectura de los cinco libros disponibles.

Canción de hielo y fuego

George R. R. Martin

Los amantes de la fantasía estamos de enhorabuena. La saga creada por Martin nos transporta de nuevo a un mundo fantástico e irreal pero al tiempo tan sólido y bien cimentado como lo era La Tierra Media. Una mezcla de fantasía, literatura medieval, aventuras y guerras que nos transportan desde la primera página a Los Siete Reinos y nos hacen vivir con cada uno de los personajes el Juego de Tronos.

El primero de los libros, Juego de Tronos sorprende por varias cosas: una prosa riquísima y detallada, genialmente traducida al castellano. Cada capítulo está contado desde el punto de vista de cada uno de los personajes, de esta forma podemos ver la historia desde diferentes ángulos que se cruzan entre sí. Asimismo se hace difícil clasificar a determinados personajes como buenos o malos, puesto que sus personalidades y acciones se justifican plenamente cuando se narra la acción desde su lado.

Los personajes, desde el primero al último son imprescindibles. Van desgranando con sus acciones una historia de guerras, traiciones, estrategias y relaciones magistralmente concebida.

Las estaciones duran años en Los Siete Reinos. Tras diez años de verano, se avecina el invierno.

El continente de Poniente está regido por El rey Robert Baratheon y su esposa Cersei Lannister. Robert acude a su viejo amigo Eddar Stark para pedirle que sea su consejero. Éste acepta pese a saber que no sobrevivirá.

Tras la muerte de Robert en circunstancias cuestionables, comienza una lucha de poder entre las casas Stark, Lannister y Targayen para conseguir el Trono de Hierro.

Al mismo tiempo, en la frontera de los Siete Reinos, se muestra la lucha de la Guardia de la Noche para defender el Muro, el muro es una construcción de ladrillo y hielo levantada para defender al mundo de Los Otros, seres aterradores que moran más allá del muro, en la tierra del frío.

En fin, una lectura apasionante (y larguísima) recomendable al cien por cien.

Por cierto, aparte de tener ya una adaptación al comic, la HBO se ha hecho con los derechos de la saga para convertirlo en serie.

sábado, 12 de septiembre de 2009

El negocio de la Virgen








He leído este libro por curiosidad, la verdad. No tiene una prosa especialmente brillante, pero no estamos tampoco ante una novela. Sí que peca a veces de citar casos de apariciones marianas a propósito de otras cosas como si tuviéramos que conocerlas de antemano. La verdad es que es un lío diferenciar los nombres de las (la mayoría son mujeres) videntes. Pero vayamos al grano.

El libro se divide en una serie de capítulos que van desde un análisis de las apariciones muy general al estudio de célebres visitas de la Virgen como la de Fátima y su famoso tercer secreto, pasando por la actitud de la Iglesia, los fenómenos anómalos que se confunden con milagros, los fraudes y las apariciones en España y el mundo. Sin duda, lo más interesante es el apartado dedicado a los montajes, porque llegan a ser ridículos y, sin embargo, mucha gente sigue creyendo. Hay un capítulo centrado exclusivamente en el Palmar de Troya, que fue el primero que leí, y es demencial lo que allí hay: el chiringuito que el ya fallecido antipapa Gregorio XVII (Clemente Domínguez) se montó es de película. Y lo más gracioso es que las primeras apariciones que ocurrieron fueron protagonizadas por cuatro niñas. A partir de ahí, todo el mundo tenía visiones de la Virgen, éxtasis y estigmas, y el que más el tal Clemente, que llegó a sangrar más de quince litros de sangre. La historia es un disparate se mire por donde se mire, con canonizaciones tan absurdas como la de Franco, Primo de Rivera o Cristóbal Colón, o normas de entrada ancladas en un época preconciliar.

También me ha llamado la atención la Virgen de Garabandal. He visto vídeos de las niñas en los que están en (supuesto) éxtasis y son bastante curiosos. En el libro se dice que las protagonistas dijeron haber inventado las visiones. Lo que está claro es que hubo algo paranormal allí, no hay nada más que ver algunas imágenes en las que las videntes caminan sin tropezar mientras miran hacia el cielo, adoptando una postura nada sana para las cervicales.

El caso de Fátima es el más extraño de todos, porque tiene mucho de encuentro extraterrestre transformado por la Iglesia de la época en una visión de la Virgen del Rosario. Viendo el retrato robot realizado a partir de las primeras descripciones hechas por los tres pastores, salta a la vista que la Virgen precisamente no parece. Añadir a esto los fenómenos extraños que se produjeron, la ascensión de la aparición, etc.




El autor no cree que la madre de Jesús sea la protagonista de muchos de los hechos extraños que hay en algunos enclaves aparicionistas en los que no hay un fraude claro, pero reconoce que esos casos tienen aspectos inexplicables de carácter parafísico o parapsicológico. Es verdad que la autosugestión es poderosísima, pero videntes como la joven de Ladeira do Pinheiro son algo especial porque no habla de mensajes apocalípticos, no hay megalomanía ni delirios pseudomísticos y, lo que es más importante, tampoco existe ánimo de lucro. Por otra parte, los supuestos mensajes marianos siempre sueltan el mismo rollo: que vendrá una catástrofe muy grande si no rezamos y nos sacrificamos, que Dios ya no tiene más paciencia... Amenazas por doquier y un lenguaje retrógrado y ultraconservador, como cuando insisten en la gran amenaza que es el comunismo y, como dice el autor, no "vio" la otra gran amenaza: la del terrorismo islámico.

Para terminar, he echado de menos el caso de Lourdes o de la Medalla Milagrosa, apariciones bastante conocidas en el mundo y de las que no se dice nada. Al menos he conocido otros de los que no tenía noticia, algo siempre interesante.



martes, 8 de septiembre de 2009

T de Trampa

El verano pasado descubrí las amenas novelas de Sue Grafton protagonizadas por la intrépida detective Kinsey Millhone. Como algunos de ustedes ya sabrán, la serie se inició en 1982 tras el doloroso divorcio de la escritora, cuando volcó toda su impotencia en la novela que llevó por título "A de Alibi" (A de adulterio). Han pasado ya muchos años desde aquel entonces y Grafton ha ido recorriendo religiosamente todo el alfabeto hasta llegar a nuestros días aunque, en realidad, el tiempo en las novelas transcurre más lentamente, tan sólo en un periodo de cinco años (1982-1987). Así que el lector imagina los escenarios y las personas bajo aquel peculiar look ochentero del que muchos todavía, inexplicablemente, y como es el caso de quien esto escribe, sienten nostalgia.

Desde que leí "S de Silencio" me dispuse a comprar algunas novelas más del famoso alfabeto del crimen y desde que se publicó este mismo año en español "T de trampa", estaba deseando comprarme el libro. Si he sido un poco remolona es porque pensaba que no me iba a sorprender porque al fin y al cabo siempre se repiten las mismas constantes, la solitaria y un tanto dejada ex policía Kinsey Millhone, eternamente enamorada de su viejo casero, Henry. Su dieta es un desastre y se nutre a base de hamburguesas y de las comidas que le prepara en un bar con más aspecto de tugurio que de restaurante la húngara Rosie, cuñada de Henry. Vive en Santa Teresa (en realidad es Santa Bárbara) en un garaje y siempre viste con vaqueros, una chaqueta y un bolso de piel. Su pelo, moreno y lacio, se lo corta ella misma de cualquier manera. Y sus mejores amigos pasan todos de los ochenta años, como las protagonistas de Las chicas de Oro... Y en efecto, en "T de trampa" nos encontramos las mismas constantes... y aún así el libro se devora en un santiamén porque el suspense está presente hasta en el último momento y por la buena y fluida narración. Al final te deja un sabor buenísimo de boca... Y uno suspira y piensa, ¡qué bien me lo he pasado!

La historia entrecruza tres tramas diferentes correspondientes a tres casos que ha de investigar la ex policía californiana. Es la navidad de 1987 y, en apariencia, Kinsey está viviendo una época de tranquilidad en su vida. La trama más importante corresponde a la historia de una tal Solana Rojas, que se oculta bajo una identidad ficticia y que se dedica a cuidar al viejo vecino cascarrabias de Kinsey y Henry. No sé por qué pero esta falsa Solana Rojas me ha llegado a recordar muchas veces a la Dolores Claiborne de Stephen King. Lo cierto es que este peculiar personaje, que nunca olvidaré, llega a sacar tanto de sus casillas a la buena de Kinsey que llega un momento en que parece que la detective va a ser incapaz de librarse de sus trampas.

En esencia, la novela nos habla de los muchos depredadores que nos rodean y de los que no nos damos cuenta de su existencia. Pero, como dice al final Kinsey: "Me consta que existen, pero prefiero centrarme en lo mejor de la naturaleza humana: la compasión, la generosidad, la voluntad de acudir en ayuda de los necesitados".



martes, 1 de septiembre de 2009

La cruz de Tau


Les traigo un follón pseudohistórico donde encontramos los elementos esenciales: una muerte extraña, los templarios, la alquimia, el grial, los líos del Vaticano... Podría haberse titulado El secreto Gaudí, pero hay que agradecerle al autor la originalidad en este caso. Porque miren que hay novelas con este tipo de nombres. Da grima ir a la Fnac y pasar por esa sección.

El argumento, en un principio, parece entretenido: una restauradora de la Sagrada Familia de Gaudí aparece muerta en un accidente. Sin embargo, un policía no lo ve del todo claro e intenta reconstruir los últimos días de la chica y en qué estaba trabajando. Hasta ahí más o menos la cosa va aparentemente bien. Pero no: la novela termina siendo un montón de datos e información puestos en boca de dos personajes (un cura y un arquitecto experto en Gaudí) que hacen que su lectura sea comparable a leer una tesis doctoral. Estos personajes citados sueltan unas parrafadas que son muy difíciles de digerir, llenas de nombres, alusiones históricas, latinajos, etc. El misterio como tal no existe, porque prácticamente se cuenta todo en esos capítulos. Algo parecido a lo que ocurre con El código Da Vinci, donde todo es dar datos y el efecto sorpresa se pierde. Aquí pasa lo mismo. Además, si la chica es asesinada por descubre el "secreto Gaudí", también deberían cargarse al arquitecto, porque es el que lo sabe todo sobre ese posible secreto. Por lo menos no es un tocho de ochocientas páginas.

lunes, 31 de agosto de 2009

El documento Saldaña

Desde que mi hermano me prestó esta novela después de que yo misma se la regalara la pasada Navidad han pasado unos cuantos meses en que se quedó esperando en la estantería. Tenía que leerla y devolvérsela y por fin la he terminado.

Me había atascado en los primeros capítulos. Este último mes la he recuperado y definitivamente me enganché cuando leí lo siguiente:

"Lola conocía la historia de la colección Saldaña y su contenido aproximado por el estudio de libros, crónicas y documentos de la época. De memoria, y recordando su época de estudiante, evocó algunos de los datos leídos acerca de de aquella majestuosa colección: el conjunto poseía, entre otras muchas otras, valiosas piezas de arte religioso de los siglos XVI y XVII, entre las que destacaba un retrato de Santa Rufina atribuido a Velázquez. También formaban parte de la colección varias esculturas de FRANCISCO SALCILLO, pinturas de Cézanne y Vermeer, algunas de las obras tempranas de Van Dyck y del maestro flamenco Rubens y la que fuera sin duda la pieza más codiciada de toda la colección: bocetos preparatorios originales de La batalla de Cascina de Miguel Ángel, realizados por el artista y destinados al diseño de una serie de murales que adornaría el Palazzo Vecchio de Florencia. Y todo eso sin contar una extensa serie de piezas que se podían catalogar de menores. El valor actual de mercado de la colección Saldaña podría superar sin ningún pudor los veinte millones de euros".

Así que ese Francisco Salzillo con "c" fue lo que definitivamente me enganchó, coincidiendo, además, cuando la historia comienza a ponerse más interesante. Yo también quería ser partícipe de la búsqueda de unos salzillos desaparecidos, por lo que desde ese momento la he leído de inmediato y si no he terminado antes es porque la he ido alternando con otras. En realidad, no se vuelve a citar nunca más al escultor murciano y lo que sobre todo codician los coleccionistas que van tras el tesoro son los huevos que Fabergé hiciera para los zares de Rusia a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Se trata de un libro de aventuras y misterio protagonizado por el curioso personaje de Miguel Cortés, "persuasor" de oficio, que vive de trabajillos de encargo y que con la búsqueda de la mítica colección de arte que perteneciera a un antiguo industrial de comienzos de siglo XX, Rodrigo Saldaña, pretende que cambie su suerte y su estilo de vida. Le acompaña la intrépida y atractiva Lola Álvarez, experta en arte, y juntos se enfrentan a peligros varios, especialmente a personajes de la mafia rusa que buscan por Madrid el mismo tesoro y que están asesorados por un peculiar catedrático de Historia del Arte, Leopoldo Varela.

No sé si Pedro de Paz volverá a utilizar el mismo personaje para otra segunda parte de la novela... Hubiera sido posible si todo acabara como apunta el penúltimo capítulo. Pero tras leer el final ya tengo mis dudas.

Es un libro muy entretenido, con una buena dosis de misterio y acertijos, sin que resulten apabullantes o irreales, con una interesante dinámica entre los dos protagonistas y con buenos personajes "de reparto", que es lo que más me ha gustado de todo: el informático Wolf, el cruel Mihail Vassiliev (con muchas concomitancias con el propio Miguel Cortés), la bella Irina, el poli Tejada, el gitano Flores y el "cabrón" y variable gato de Cortés, Durruti.

viernes, 28 de agosto de 2009

Esclavos de la oscuridad

Anoche, a eso de las tres menos algo de la madrugada, terminé esta novela que, en mi edición, se titula Esclavos de la oscuridad, sin el "los", pero bueno.

mahn me la había recomendado con mucho fervor y no me ha decepcionado. He de decir que la trama te engancha desde el principio, no deja lugar al aburrimiento. La manera de componer una historia tan compleja sin que decaiga en casi setecientas páginas me parece un logro, porque el lector sólo quiere saber más y más de lo que ocurre aquí. Es cierto que el meollo del asunto no me ha llegado a convencer, pero me lo he pasado bien leyendo la novela. Este tipo de investigaciones son las que me gustan, y no los rollos político-financieros, que me parecen un tostón... pero para gustos, colores. El autor nos lleva y nos trae como le da la gana por la historia, presentándonos a muchos sospechosos, haciéndonos caer un poquillo en sus trampas...

Todo comienza con el intento de suicidio de un policía. Su mejor amigo (y narrador de la historia) se encargará de reconstruir qué era lo que se llevaba entre manos para llegar a algo así, porque ambos son fervientes católicos... Y hasta aquí puedo leer.

Una princesa en Berlín


He aquí un muy buen libro sobre la Alemania de entreguerras, la de los tumultuosos años veinte, en plena República de Weimar. Fueron momentos convulsos por varias razones, principalmente porque este país acababa de perder la Primera Guerra Mundial y estaba afrontando la gran deuda económica contraída con los aliados tras el Tratado de Versalles. A ello se le unieron los constantes levantamientos políticos y sociales y la inflación más extrema que se haya conocido a lo largo de la historia. Las consecuencias, enre otras, se tradujeron en hambre, humillación, impotencia, hundimiento de la clase media y así un largo etcétera de consecuencias que dejaron tal huella en el pueblo alemán que no es de extrañar que los acontecimientos tomaran el rumbo que tomaron en la siguiente década.

Es obra del escritor estadounidense Arthur G.R. Solmssen (1928), cuya infancia transcurrió en Alemania, por lo que ello explica un conocimiento extraordinario de la situación alemana y de aquellos años que, sin embargo, no llegó a vivir. Cuenta la historia del joven pintor americano en ciernes, Peter Ellis, que acepta la invitación de su amigo Christoph Keith para realizar una estancia de formación en Berlín. En esta ciudad vivirá dos intensos y tumultuosos años en los que se codeará con la más alta sociedad y las clases más bajas e incluso llega a involucrarse en un asesinato político.

En la novela se entremezclan personajes reales y de ficción. Es el caso del que fuera ministro de Asuntos Exteriores en 1923, Walter Rathenau, que fue asesinado por grupos ultranacionalistas. y que aparece con frecuencia en la novela. Queda muy bien reflejada la caótica situación económica del país en aquellos difíciles momentos. Hemos de pensar que a finales de septiembre de 1922 un dolar equivalía a 160 millones de marcos y aún siguió cayendo estripitosamente su valor en los meses siguientes. Así, con 500 dolores, que podían equivaler a cien mil marcos alemanes, un norteamericano vivía casi como un rico. La gente tenía que ir con cestas llena de dinero para poder adquirir alimentos.

Peter Ellis se relaciona con tres familias diferentes, los Keith, militares prusianos empobrecidos y amargados ante su pérdida de posición, los Waldstein, representantes de las altas clases sociales financieras, antiguos judíos que a lo largo de la historia han emparentado con la nobleza y los Falke, núcleo familiar en torno a un cínico pintor comunista que enseña pintura al joven norteamericano. Este contraste de clases sociales queda muy bien reflejado en la novela, como puede verse en la muy diferente celebración de la Navidad en las diferentes casas o en la misma situación de las mujeres protagonistas. Y es que Ellis se enamora de la hija pequeña de los Waldstein, Lili, pero también se relaciona con las mujeres de Falke, Bärbel y, especialmente, su cuñada Baby, también menor de edad. En el caso de ésta última asistimos a la compleja situación de casi una niña que apenas asiste al colegio y que tiene que prostituirse para que su familia pueda subsistir.

Si se refleja extraordinariamente bien la situación económica de la Alemania de los años veinte, un tanto ocurre con la situación cultural del momento. Por la novela aparecen, aunque fugazmente, personajes reales como Bertolt Brecht y se describe tan bien al personaje del pintor Fritz Falke que hasta que uno llega a dudar de si existió realmente. Y es que en él se recogen muchos de los rasgos de los pintores expresionistas del momento, como Kirchner, Pechstein, Kollowitz, Beckmann, Grosz u Otto Dix. Además se dice que era discípulo de Liebermann, el más famoso pintor alemán del Impresionismo que sí llegó a existir realmente.

Tenía muchas ganas de leer una novela relacionada con Berlín y la verdad es que la he disfrutado bastante, en parte porque su protagonista llega a sentir una vinculación muy estrecha con la ciudad a la que al final de su estancia, por obligación y debido al desenlace de la historia, se ve obligado a abandonar. Y el lector llega a sentir ese mismo desgarro emocional que el protagonista al finalizar las páginas de este interesante libro, altamente recomendable.

martes, 25 de agosto de 2009

Venetia



He leído Venetia, de Georgette Heyer. Esta autora es muy conocida por ser una experta en novelas de misterio tipo Agatha Christie, aunque tiene otras que han sido comparadas con las de Jane Austen, hasta el punto de considerarla su heredera. A pesar de haber nacido en el siglo XX, Georgette Heyer ambientó estas historias en la misma época que Austen, es decir, en la Regencia. La manera de escribir, sus heroínas y su sentido del humor recuerdan bastante a su predecesora. De Heyer leí hace años El tío Sylvester, que no me disgustó, pero que tampoco me dejó mucha huella, la verdad. Compré Venetia para desintoxicarme de Larsson y vampiros. Deseaba volver un poco a las historias sencillas, con personajes divertidos, diálogos inteligentes, tramas un poco culebroneras y mucha ironía. Pues, en ese sentido, Venetia no me ha decepcionado. Sin llegar a ser Orgullo y prejuicio, su protagonista, Venetia, es la heroína independiente, viva e inteligente que gusta a las lectoras. Lo mejor es que, en contra de todo y de todos, se enamora de un libertino trece años mayor que ella. En él encuentra a alguien con quien reír, hablar y ser ella misma. Su primer encuentro es ya bastante divertido, la verdad. Venetia no es una chica al uso. La mismísima Elizabeth Bennet palidecería ante las ocurrencias de esta señorita. Y qué decir de lord Damerel, un hombre que está de vuelta de todo, un antihéroe... o no.

Lo que está claro es que he tenido que leer esta novela poniendo los cinco sentidos, porque cada frase o descripción contienen mucha información. Nada que ver con las historias de vampiros o con el follón informativo de Larsson. Unas pecan de simples y otros de pesados. Aquí he encontrado un cierto equilibrio.

viernes, 21 de agosto de 2009

Amanecer



Ya terminé con Amanecer , por tanto, también con toda la serie Crepúsculo. No sé qué manía tienen los escritores cuando empiezan a hacer segundas, terceras, cuartas, etc, partes de sus novelas que la siguiente es siempre más gorda que la anterior. Véase por ejemplo el caso de Harry Potter. Aquí lo mismo: de la primera a la última hay una diferencia de casi cuatrocientas páginas. Y otra chorrada específica de esta serie en concreto: ¿desde cuándo le llaman a la protagonista con el diminutivo de Bells? En esta última parte todo quisque se lo dice.

Pero vayamos al asunto. La tercera parte nos dejó un epílogo protagonizado por Jacob, una manera de la autora de cubrirse las espaldas de cara a la siguiente entrega, porque una de las partes está protagonizada por este personaje. De esa manera podemos asistir desde otro punto de vista a algo muy importante a la vez que nos tiene más en vilo, claro. A veces da la sensación de que Jacob es más protagonista que el propio Edward, precisamente por ese peso que tiene conforme vamos avanzando en la historia, sobre todo en Luna Nueva. En cuanto a Bella, sufre una transformación en su personalidad bastante grande: madura, deja de ser una adolescente y no sé hasta qué punto las lectoras con las hormonas aceleradas se sentirán tan identificadas con ella. Supongo que el interés por saber en qué queda la historia entre el vampiro y la mortal pesa más. Lo que está claro es que, de nuevo, tendremos amenazas para la familia Cullen en el horizonte... y de nuevo es Bella la principal causa, aunque esta vez hay algo diferente, que no voy a desvelar aquí, por supuesto.

Lo que sí se percibe es un final cerrado con una pequeña fisura, diminuta, pero ahí está. ¿Habrá quinta parte? No creo, pero miren lo que ocurrió con Los pilares de la tierra veinte años después...

sábado, 15 de agosto de 2009

La mujer de verde



En un día me he merendado esta novela. Después de tochos como los de Larsson o los de Stephenie Meyer, un libro con sólo 300 páginas es pan comido. Bueno, y que se deja leer, claro. Y todo ello a pesar de que de nuevo estaba ante una obra nórdica, islandesa para más señas. Pero no llega a las cotas de Millennium, "la trilogía de culto" según rezaba un cártel que he visto hoy en el Centro del Libro, al que he ido con mahn para traerme Amanecer.

Compré La mujer de verde pensando en que iba de otra cosa. Según el argumento de detrás (que no suelo leer por si me chafan algo, aunque esta vez sí lo hice) el hallazgo de unos huesos de hace unos cincuenta años va a poner al descubierto algo conocido como "el asesinato de almas". Misterioso, ¿eh?. Nada de eso. La novela está escrita mezclando el presente y el pasado. En cuanto ha salido el primer trozo narrando el pasado me he dado cuenta de que ese "asesinato de almas" no es otra cosa que el maltrato en el ámbito del hogar. A la hora de identificar los huesos que se han encontrado no hay mucho misterio, la verdad. No conozco los parámetros de la novela negra y la he etiquetado como tal porque así aparece en todos lados, pero yo pensaba que este tipo de literatura era otra cosa. Wunderk es más experta. A mí me ha parecido estar leyendo el argumento de un capítulo de Caso abierto o Bones. El ir del pasado al presente, sobre todo al final, me ha recordado bastante la manera de hacer la primera de las series citadas. Lo que sí me ha gustado es la manera de reflejar el sufrimiento de la mujer maltratada, porque creo que analiza bastante bien los sentimientos que estas víctimas llegan a tener: la culpabilidad, el miedo, el no saber cuándo vendrá el próximo golpe... Dramático. Pero misterio poco. Al menos va al grano y no nos lía demasiado.

viernes, 14 de agosto de 2009

Eclipse




Tercera entrega de la serie Crepúsculo que viene a ser un poco más de lo mismo, algo de lo que ya me avisó una alumna el año pasado. Stephenie Meyer va avanzando en las relaciones de la protagonista con sus dos pretendientes, raros donde los haya. Si no fuera por el hecho de que se trata de un vampiro y un hombre-lobo estaríamos ante el típico triángulo amoroso en la que la chica no sabe qué elegir y, en principio, opta por el que parece menos adecuado, pero que es irresistible. Para adornar el asunto, la autora tiene que meter algo de acción e ¿intriga? con la aparición de una amenaza que, para variar, tiene que ver con Bella Swan, que vaya suerte tiene todo el que la conoce, por cierto. Al menos no es la superguay Lisbeth Salander de Millennium. Poco más que decir. Tendremos que esperar a la cuarta y última parte para saber qué sucede finalmente entre Bella, Edward y Jacob.

domingo, 9 de agosto de 2009

El misterio de la Casa Aranda


Tras el follón escandinavo de Millenium, me dije que mi salud mental requería de una novela en la que los nombres de los protagonistas y de los lugares fueran al menos reconocibles para mí. De ahí que no sólo me fuera de cabeza a la literatura patria, sino a la de la patria chica, esto es, a la de un autor murciano: Jerónimo Tristante.

Ya había leído la segunda entrega de las aventuras de Víctor Ros, ese Sherlock Holmes español cuya actividad se centra en Madrid, aunque en El caso de la viuda negra también se traslade parte de la acción a Córdoba. Conocía, por tanto, algunos aspectos de lo que pasaba con ciertos personajes de esta primera parte, pero no importa en absoluto. Me ha gustado conocer el origen de Víctor Ros, aunque pensaba que su mentor de origen murciano iba a tener más protagonismo, si bien el autor tiene la gran idea de comenzar con su muerte, lo que le sirve de excusa para presentarnos al propio Víctor en esencia a través de sus recuerdos. Ha sido interesante ver evolución que va teniendo a lo largo de la novela, su lucha interna entre mente y corazón... es un personaje de su tiempo, el Madrid de las últimas décadas del siglo XIX, y con él conocemos todo lo que se movía en esos años, desde las clases más altas a las más bajas.

Cuando uno lee el argumento y se tropieza con la supuesta maldición que pesa sobre la casa que da nombre a la novela, puede pensar en que ya está delante de otro de esos bestsellers que utilizan a algún famoso artista, escritor, etc, para crear toda una historia de templarios, hermandades secretas y rollos de este tipo. Aquí se trata de Dante y su Divina Comedia. Pero, gracias a Dios, nada más lejos de la realidad. Tenemos que recordar que Víctor Ros es un detective racional y, por tanto, busca la explicación racional a todo. Y la encuentra, que es lo mejor.

Esta novela peca un poco de dar pocos datos y luego demasiadas explicaciones puestas en boca de los personajes. Por otra parte, me he olido un poco algo que no voy a revelar, pero que ya he visto en varias novelas... Aún así, la recomiendo encarecidamente. Encantados de tener a Tristante como paisano, al que auguro próximos éxitos tanto con Víctor Ros como con otras aventuras que idee su cabeza. Podemos felicitarnos.

viernes, 31 de julio de 2009

La elegancia del erizo


En primer lugar quiero agradecer a Prima R (que no es mi prima sino la de Bitter Conch) que me recomendara esta lectura. Desde aquí le mando un abrazo. Y dicho lo cual paso a decir unas palabras.

La verdad es que me ha gustado muchísimo el libro aunque en un principio andaba yo algo asustada porque me estaba pareciendo algo pedantón. Si hay algo que no soporto es la no-humildad... por lo que me estaba irritando el que las dos protagonistas, tanto la portera como especialmente la niña de doce años, estuvieran todo el tiempo repitiendo párrafo sí párrafo no, lo extramadamente inteligentes que son y lo diferentes que se sienten con respecto al mundo mundial. Pero salvando ese escollo, y cuando te acostumbras a él (que en el fondo no deja de ser el resultado del fino humor de la autora), la lectura es una delicia.

No me extraña, pues, que Muriel Barbery, profesora de filosofía, haya tenido tanto éxito. Tampoco me sorprende que se le haya criticado en Francia, tan franceses ellos, el que se decante tanto por la filosofía y estilo de vida oriental. A mí, en particular, es lo que más me ha gustado de todo. También me ha hecho mucha gracia la preferencia de la portera del inmueble de la calle Grenelle por el personaje de Levin del Anna Karerina de Tolstoi. La primera vez que leí la gran novela rusa confieso que me salté toda la historia de Anna y exclusivamente me leí la de Levin y Kitty. Por eso cuando vi la película clásica de 1935 con Greta Garbo, me enfadé bastante porque la historia de Levin, que es el otro gran protagonista, había sido suprimida de un plumazo. Aunque, vale, reconozco que era imposible sintetizar esa historia si se quería contar la trágica vida de la Karerina.

Tiene personajes muy curiosos, como el de Kakuro Ozu, que es el que pone en conexión a las dos protagonistas, que son dos almas gemelas pero con diferente edad. También me ha gustado el de la portuguesa Manuela, la única amiga de Renée, o la peculiar relación de las dos hermanas Josse, una la antítesis de la otra y que prácticamente se llaman igual (Colombe y Paloma).

No sé que opinarán... pero a mí me ha encantado el final. Así que si por algún casual han llegado hasta aquí y se han leído la novela me interesaría mucho saber qué les ha parecido todo.

Termino con las ideas profundas número 1 y última de Paloma:

Ansío las estrellas
mas abocada estoy
a la pecera

* * *

¿Qué hacer
frente al jamás
si no es bucar
el siempre
en unas notas robadas?


La reina en el palacio de las corrientes de aire



Se cierra la trilogía, y dando gracias. Esta tercera parte tenía el interés de ser una clara continuación de la segunda, pero se hace muy cuesta arriba. Bueno, leído lo leído, ya podemos abordar un comentario más general:

Los personajes.

Lisbeth Salander. Lejos de engancharme, la superguay hacker, matemática, zombie, tatuada, agujereada, puedocontodo, terminatorwoman me ha terminado hartando, hasta el punto de que, por un momento, no me hubiera importado que se la cargaran ya de una vez. Sí, vale, ha llevado una vida horrenda, pero va de un sobrado que es insoportable. No me van estas supuestas heroínas con un C.I. tan elevado que son capaces de pensar que Ceuta es una colonia española que España debería desocupar. Con un par. Y encima resuelve la ecuación de Fermat y no nos lo explica. Cuánto fantasma.

Mikael Blomkvist. Llegados a la tercera novela, sigue siendo un tío tan plano como, por ejemplo, el Robert Langdon de Dan Brown. Encima nos lo presentan como un macho al que las féminas se rifan. Pues no me parece que el actor escogido para interpretarlo sea lo que se dice atractivo. Tiene cara de borrachuzo.

Erika Berger. Me parece lo más potable de la serie. Una tía con carácter, que vive su sexualidad como le da la real gana. Pero el moderno de Larsson hace finalmente un ejercicio de conservadurismo nórdico y se acabó ese triángulo amoroso-sexual que protagonizaban ella, su marido y el plano de más arriba.

El resto. Nombres impronunciables (excepto dos de aires más o menos hispanos), gente que va y viene, vidas que el autor nos cuenta hasta la extenuación (me llegó al alma lo de la pesca con mosca, de verdad).

La manera de estructurar las novelas.

Los títulos. Como no sé sueco no puedo decir si realmente se llaman así en el original. Pero son tan largos y pesados como el contenido. Bueno, se salva la primera y, dentro de ella, la historia de Harriet Vanger.

Las partes en que se divide cada libro. Los nombres de cada una de ellas también son bastante clarificadores (léase con ironía).

Las parrafadas que inician cada parte. Otra engañifa. De nuevo se salvan las de la primera novela.


En resumen, y siendo esto una opinión estrictamente personal, de mí no va a salir una recomendación para leer esta trilogía. El que quiera hacerlo por curiosidad (o por decir que la ha leído) que lo haga por su cuenta y riesgo. Lo mismo le encanta y me parecerá estupendo.




martes, 21 de julio de 2009

Los hombres de la guadaña


Me apetecía leer una buena novela negra tras haber estado inmersa en los mamotretos de Stieg Larsson. Palabras, palabras, palabras que al final dicen más bien poco, sin negarle al autor que la historia es entretenida y que el personaje de Lisbeth Salander es bastante original y gracias al cual le debe probablemente parte de su éxito. Pero, ¿se hacen necesarias tantas explicaciones? También me topé allí con un personaje femenino que roza la perfección... y que por supuesto no lee novela policiaca, solamente historia antigua y no sé cuántas cosas más. Así que más rebeldía que me entró a mí al leerlo y en ese momento me prometí que la siguiente novela sería una buena novela negra.

Pensaba que poco me podía sorprender la nueva de John Connolly perteneciente a la serie dedicada al detective Parker. Los primeros libros que leí en su momento fueron El ángel negro (2005) y Los atormentados (2007) y de ahí salté a todos las anteriores comenzando por el principio. Connolly escribe bien y sabe crear como nadie unas atmósferas fantasmagóricas dentro del género detectivesco y criminal. Todas las novelas de la serie son bastantes homogéneas y uno sabe lo que puede esperar al sumergirse en ellas.

La verdad es que después de haber leído la excelente reseña de la novela en La bitácora del Tigre me da pudor escribir yo una de mi propia cosecha. Pero ya que en estas Lecturas Reunidas estamos entre amigos y escribimos estas críticas personales para compartir experiencias literarias sin mayor pretensión, me atreveré a continuar.

Se centra en los personajes de la pareja homosexual de Louis y Angel, muy especialmente en el pasado del primero. Lo que más me ha gustado de la novela es esa otra mirada refrescante a través de la cual se nos va contando en parte la historia y que proviene del personaje de Willie Brew. Brew y Arno son el contrapunto de los primeros y forman una peculiar pareja que trabaja en un taller de coches, una de las muchas tapaderas de los turbulentos negocios de nuestros protagonistas. Aquí los elementos sobrenaturales son casi inexistentes pero yo no los he echado de menos en ningún momento. Aún así, la crudeza de la muerte y las inmersiones de Connolly en la mente de los asesinos hacen difícil su lectura en la quietud y en el silencio de la noche. Al menos para alguien como yo...

Anoche, al acabar la novela, reflexionaba sobre cómo había echado en falta a esos monstruos sanguinarios que aparecen siempre en la serie, tan peculiares y espeluznantes, como el Viajante, el Predicador Faulkner y sus hijos... pero me di cuenta enseguida que en Los hombres de la guadaña los auténticos monstruos son los protagonistas, los antihéroes de Louis, Angel y el mismo Detective Parker vistos a través de la mirada horrorizada de Willie Brew pero sobre todo de la del bueno de Arno.

domingo, 19 de julio de 2009

La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina



Segunda entrega de la trilogía Millennium, de nuevo con un título increíblemente largo. Cuando hablaba en otro post sobre la primera parte, califiqué a esta novela como Literatura Ikea. Ahora mis sospechas se confirman, porque hay que ver la publicidad que le hizo Larsson a la tienda en este libro. Esos datos tipo "Se metió en su cama de Ikea" y todo el repaso que hace de los muebles que uno de los personajes compra me parecen tan innecesarios como cuando habla de un MacBook de tropecientos gigas de capacidad. Pero bueno, vayamos al grano.

En esta ocasión, todo el libro se centra en un solo caso, gracias al cual vamos a conocer muchas cosas sobre Lisbeth Salander, la coprotagonista de Los hombres que no amaban a las mujeres. Evidentemente, esa chica es un gran enigma que el público quiere resolver, de manera que Larsson nos da ahora la oportunidad de saber algunas de las razones de su peculiar manera de ser.

Cuando leí que Wunderk decía que esta parte le había parecido más árida que la primera, me mosqueé. Sin embargo la he leído con más interés, aunque alguna que otra cosa me la he olido a la mitad del libro. Algo que me ha dejado un poco chafada ha sido el descubrimiento de qué fue "Todo Lo Malo". A lo mejor tengo una mente muy retorcida, pero pensaba que sería otra cosa. Lo que sí veo es que este hombre lo tenía todo muy bien pensado, porque cosas de las que se hablan en la primera novela siguen en la segunda. Ahora bien, el personaje de Mikael Blomkvist me sigue pareciendo muy plano.

Veamos ahora qué pasa en la tercera entrega.

sábado, 11 de julio de 2009

Mujeres en el campo de batalla


Acabo de terminar un librito titulado Mujeres en el campo de batalla, de Alicia María de los Reyes García y María Victoria Santos de Martín Pinillos. Esas casualidades que me acompañan de vez en cuando hicieron que, pocos días después de proponerle a Joseph Cartaphilus un artículo sobre las mujeres que participaron de alguna manera en la vida militar española, apareciera este libro. Es cortito y se lee rápidamente. Se nota el entusiasmo que han puesto sus autoras en la redacción, haciéndola exaltada en algunas ocasiones y novelesca en otras. Al fin y al cabo, hubiera sido mucho más aburrida la lectura si la manera de contar las hazañas de estas mujeres se hubiera limitado a un relato frío y documental. Hacen bien las autoras en dar una introducción histórica a cada una de las protagonistas: este libro lo puede leer cualquiera, así que es necesario ponernos en la situación, la cual no tiene por qué ser conocida de antemano por el lector.

Además de las ya muy conocidas María Pita, la Monja Alférez (con una vida novelesca donde las haya), Agustina de Aragón o la mismísima Isabel la Católica, me han llamado la atención historias como las de la llamada Dama de Arintero, cuya entrada en el ejército me ha recordado a la historia de Mulán, o la de la reina Doña Berenguela, que avergonzó a los almorávides diciéndoles que se fueran a Oreja, donde estaba el ejército cristiano, en vez de venir a atacar un castillo habitado por mujeres. También me han gustado la de Manuela Ibaibarriaga, "el coronel Martínez", que se vistió de hombre para vengar la muerte de sus padres y su hermano a manos de los franceses, y la de Francisca Guarch, que participó con el nombre de Francisco en la tercera guerra carlista.

Podemos diferenciar, por tanto, las mujeres que no ocultaron su condición de tales y fueron reconocidas como militares por sus actuaciones en el campo de batalla y las que echaron mano de identidades falsas para poder participar en la guerra. Tanto las acciones de unas como de otras son interesantes, si bien siempre tiene un contenido más romántico el hecho de hacerse pasar por hombre.

En definitiva, merecido homenaje a las mujeres españolas que se comportaron con valentía y decisión en defensa de sus ideales y su patria.

jueves, 9 de julio de 2009

1969 vs Los hombres que no amaban a las mujeres

Hace ya bastante que leí 1969 de nuestro paisano Jerónimo Tristante pero, hasta hoy, no me ha venido la inspiración para hacer la reseña. Y es que precisamente hoy acabo de terminar la primera entrega de la serie Millennium y me ha parecido buena idea comentarlas juntas. A la novela de Stieg Larsson la he colocado en una etiqueta llamada Literatura Ikea. Me explico. Cuando echo mano de novelas nórdicas, me parece estar leyendo un catálogo de la célebre tienda-almacén-container-restaurantequevende"suecacola"conungustohorrible (así, de un tirón; no es error de escritura). Me sucedió con una obra llamada Sospecha (en versión original Guldkalven, vaya usted a saber), de una tal Helene Tursten y lo que me costó aclarme con los nombres. Bueno, comencemos.



1969. Agradecida de, por fin, leer una novela ambientada en Murcia. Estaba ya harta de Madrid y, sobre todo, Barcelona. Me ha encantado poder "orientarme" por los recovecos de la ciudad, reconocer sus calles, edificios más señeros, pedanías, etc. Pero no es éste el único valor del libro, faltaría más. Jerónimo Tristante narra con maestría una historia plagada de misterio, una investigación que no es rebuscada, sino bastante real y muy interesante. Los personajes están muy bien construidos: Julio Alsina, policía en horas bajas y aficionado al Licor 43, y Rosa Gil, joven adepta al Régimen. El autor nos hace interesarnos tanto como su protagonista en qué hay detrás de ese suicidio ocurrido en la torre de la Catedral en Nochevieja. Sólo una pega: aviso desde aquí de no leer la nota que Tristante pone al principio. A mí me desveló la clave de la historia, lo mismo que la frase promocional que se está utilizando en la publicidad del libro. A pesar de ello, la lectura se hace muy entretenida. Aparte de todo esto, tuve la oportunidad de estar con el autor en Blanca presentando su novela y el tío es un espectáculo. Y una nota curiosa: lo conocí cuando trabajé en El Algar, un día que vino a decir que estaba en comisión de servicios, aunque su plaza la tenía allí. Qué cosas tiene la vida.



Los hombres que no amaban a las mujeres. Pues qué quieren que les diga, no es para tanto. Me quedo con los personajes de Tristante, nada estupendos y ni dotados de una personalidad arrolladora. Aquí la chica es una inadaptada social que, por otro lado, es la repera en el mundo de la informática. Qué original, por Dios. El protagonista masculino, pues normalillo, ni fu ni fa. No niego que una de las tramas tiene su interés y no se resuelve mal, pero una vez que se desvela el misterio todavía quedan muchas páginas. Para mi gusto, a partir de ahí se desinfla la novela. Además, al principo va todo muy lento y, de repente, se acelera que da gusto. La mejor parte es la investigación sobre la desaparición de una chica en 1966. El otro argumento me supera: rollos finacieros, bolsa, economía, empresas falsas... un rollo patatero. Aquí me ha recordado a la citada Sospecha, otro follón de cosas económicas que me dejó tan fría como las temperaturas del país que vio nacer a Larsson y a Tursten. El final queda un poco abierto en cuanto a la relación entre sus protagonistas, lo que hace que la gente se enganche a ver qué pasa en la siguiente. La película no la he visto, aunque supongo que lo haré, al igual que leer el resto de novelas de la serie.

domingo, 21 de junio de 2009

La joven de Esparta


Esta novela narra la historia de Thyia, una joven espartana que, en su empeño por vengar la muerte de su hermano Evainetos, tendrá que cambiar drásticamente de apariencia y personalidad para, al fin, descubrir que las cosas no son lo que parecen. Durante su experiencia haciéndose pasar por un muchacho, su odio hacia Anaxágoras, a quien ella culpa de la muerte de su hermano, irá transformándose en otro tipo de sentimiento. Como telón de fondo tenemos la batalla de las Termópilas y la vida cotidiana del pueblo espartano.

Cristina Rodríguez se ha documentado exhaustivamente para escribir esta novela, y eso se nota y se agradece. Además, es bastante humilde cuando al final pide perdón a todos los personajes históricos que aparecen en su texto e incluso a la propia Historia. Al principio, la lectura puede resultar un poco engorrosa debido a los términos griegos cuyo significado hay que estar mirando en un anexo, pero al poco se acostumbra el lector a su significado. Por otra parte, nos ofrece una información valiosa sobre los modos de vida en la antigua Grecia, las relaciones entre los jóvenes del mismo sexo, los distintos grupos sociales, las prácticas militares, las costumbres...

El ritmo es un poco extraño. Al principio todo sucede muy lentamente y, tras un hecho fundamental que no voy a revelar aquí, la acción se hace más rápida. En cierto modo, así lo pide la trama.

Un apunte más: la traducción es un desastre (a pesar de su nombre, la autora es francesa). Ya comenté en mi blog los disparates que aparecían por aquí. Una pena, la verdad.

sábado, 2 de mayo de 2009

El Lémur de Benjamin Black


Se trata de la tercera novela de John Banville escrita bajo el pseudónimo de Benjamin Black. Ha sido publicada originariamente por entregas en The New York Times Magazine, de ahí su prosa fluida, siempre elegante, que se lee en un santiamén y que deja al lector con ganas de más.

Esta vez no la protagoniza el forense Quirke sino otro personaje parecido, de la misma edad, irlandés también, el periodista y ahora escritor John Glass. La ciudad escenario de la novela es Nueva York con sus rascacielos, como la Mulholland Tower de Manhattan, donde Glass ha de escribir la biografía de su suegro, el poderoso Big Bill Mulholland, magnate y antiguo agente de la CIA. El lémur es el apodo que le da el escritor a un joven detective que decide contratar para que le ayude en la investigación, aunque pronto es asesinado y finalmente Glass se ve inmerso en la búsqueda del asesino y de sus motivaciones. El suegro, "Billones" Mulholland, es como un trasunto del padrastro de Quirke. Y es que, en general, toda la novela es como un trasunto de las dos anteriores escritas por "Black", como las películas del cine negro, como si Humphrey Bogart (o algún actor más irlandés como Richard Burton) se dispusiese a interpretar a un forense y después a un escritor. Si Quirke tiene adicción por el alcohol, Glass lo tiene por el tabaco. Como en las anteriores la familia se ve profundamente inmersa en la trama y los personajes esconden secretos y son lo que no parecen ser.

La prosa de Banville se agiliza cuando escribe bajo el pseudónimo de Black, se ha dicho como en los diálogos de las películas de serie B, o como las novelas baratas que se compran semanalmente en los kioskos, que también podría ser. Pero sin perder un ápice su elegancia y brillantez.

El que se utilice la palabra "Mulholland" me ha llevado inevitablemente a recordar las películas de Lynch. Y como en el cine lynchiano hay en las novelas de Black un punto de extrañeza que las hace muy peculiares, como si en la aparente sencillez se escondiese algo más profundo, puede que onírico, como si realmente las primeras novelas sí tuvieran en el fondo alguna suerte de conexión extraña con respecto a la tercera. Quizás escribo por escribir.

Me quedo con la figura del policía o con la de la amante, el personaje que, a mi parecer, tiene los diálogos más inquietantes, no sé por qué. Me ha recordado un tanto a la Carrie de Sexo en Nueva York y un tanto a la protagonista de Desayuno con diamantes. Lo mismo sigo desvariando.

Para quien desee leerla en inglés y por entregas:

http://www.nytimes.com/2008/01/13/magazine/13serial-t.html

Luna nueva



He aquí la segunda parte de la saga Crepúsculo, otra novela que se lee en dos patadas y que también entretiene, a lo mejor un poco menos que la primera. Stephenie Meyer no se ha calentado mucho el coco y nos ofrece la historia de la ya archiconocida enemistad entre hombres lobo y vampiros. La presencia de licántropos ya se anunciaba un poco en la primera novela y es ahí donde veo el fallo. El narrador no es omnisciente, ya que está escrita en primera persona por Bella, la protagonista. Entonces, si nosotros sabemos lo mismo que ella, ¿por qué no cae desde un principio en lo de los hombres lobo? La autora se excusa haciendo que la chica estuviera en su momento tan pendiente del vampiro estupendo y sexy que no prestara atención a toda la leyenda que su amigo e indio quileute Jacob Black le cuenta acerca del pacto entre su tribu y los Cullen. Para el lector no tiene misterio, porque lo sabe desde hace una novela.

En esta entrega se nos muestra más la relación entre Bella y Jacob. Esta pobre chica es que no da con uno normal, es como un imán para bichos raros y monstruos en general. Edward sólo aparece al principio y hacia el final, aunque el recuerdo está siempre presente. Esta vez la autora sí deja claramente un final abiertísimo para una tercera parte que, según mis expertas alumnas devora-crepúsculo, es la peor. Será cuestión de ser masoca y comprobarlo ;)

martes, 21 de abril de 2009

Los asesinatos de Manhattan (The Cabinet of Curiosities)









En primer lugar quiero agradecer al administrador de esta bitácora, don Antonio Rentero, la recomendación de este libro, ya que en cuanto supo de mi interés por las novelas policiacas y de misterio así como por mi afición por los museos y los gabinetes de maravillas, me pregunto si había leído este título.

Lo más grave es que en cuanto comencé a leer el libro me di cuenta de que sí, de que, en efecto, lo había leído ya... Bueno, tampoco es cosa extraña en mí, una vez compré un libro y luego me encontré con que ya lo tenía. Y a saber si me ha pasado alguna vez más (lo que denota que mi biblioteca no es precisamente un ejemplo de orden, que en casa de herrero cuchara de palo). Lo peor es que no me acuerdo ni cuándo, ni dónde o, como decía el otro día, si puede que lo leyera en una vida paralela. En fin, despistada que es una.

El caso es que ahora lo he leído con más atención y me ha encantado, precisamente por todas las referencias a los gabinetes de curiosidades que en el caso que nos ocupa serían los creados en el siglo XIX en América y porque además aparece el Museo de Historia Natural de Nueva York. En muchos casos estos gabinetes estuvieron ligados a los circos, como el Barnum, cuyo origen fue el Museo Americano de Scudder, que se cita en la novela. En la entrada he colocado algunas imágenes de estos museos/circos, como el Americano de Curiosidades Vivientes de Watson (nótese que algunas de estas curiosidades son de "australianos"). En la misma serie de Expediente X, mucho antes que esta novela de Douglas Preston y Lincoln Child (2002), hay dos episodios en los que aparecen estos peculiares museos de curiosidades.

Los protagonistas de la novela son el agente especial Aloysius X.L. Pendergast y Nora Kelly, conservadora/investigadora del Museo de Historia Natural de Nueva York Nork. Pendergast es un personaje fascinante que, por lo que he podido leer ahora, sale en la serie de novelas escritas por Preston y Child y que, además, tiene gran cantidad de adeptos. He visto por la red que sus fans imaginan cómo podría ser este agente del FBI procedente de Nueva Orleáns, con un físico y maneras muy peculiares y que, por lo visto, tiene unos antepasados nada normalitos, casi todos ellos asesinos en serie. Hasta tiene un hermano gemelo malvado que es su antítesis. Se ha debatido incluso sobre el actor que podría encarnarlo y todos parecen coincidir en que Paul Bettany (el Silas de El Código Da Vinci) sería un buen Pendergast. Se ha hablado de David Bowie o del Niles de Frasier pero no sé, como que no lo veo... (aunque en la novela hablan de voz meliflua o sea que...). Yo en su momento vi la película de La Reliquia, nada del otro mundo, aunque a mí me gusto con eso de que sucedía en un museo. Se corresponde con la primera novela de los autores en la que aparecía Pendergast. Pero, sin embargo, los guionistas no incluyeron al extraño agente del FBI en la trama. Una oportunidad desaprovechada...

Los personajes creados por Preston y Child reaparecen siempre en sus novelas. Es el caso del periodista Smithback, algo pícaro y un tanto desastrillo que va siempre detrás de la noticia, enamorado de la encantadora doctora Kelly. En Los Asesinatos de Manhattan me ha caído muy bien el policía irlandés O'Shaughnessy, aunque desgraciadamente termina en las manos del asesino...

Como decía Rentero hace unos días son fascinantes los capítulos finales en los que Pendergast es perseguido por el asesino a través de todas las estancias del gabinete que está enclavado dentro de una casa llena de auténticas maravillas y curiosidades. Algunas de estas salas están llenas de extraños objetos que en un primer momento el agente del FBI no puede llegar a entender el por qué están allí pero, como diría el gran Borges, dentro del caos existe un orden, que es el Orden con mayúsculas. Un orden que sólo comprende el propio coleccionista que ha acopiado con una finalidad esa cantidad de objetos. Un coleccionista que casi llega a ser el Coleccionista, o que pretende ser Dios.

En fin, una delicia altamente recomendable. Y por descontado que compraré el resto de las novelas de la saga Pendergast creadas por Preston y Child, el primero investigador y conservador del Museo Americano de Historia Natural y el segundo, editor literario y analista de sistemas. De hecho, lo estoy deseando.

miércoles, 15 de abril de 2009

El Clan del Oso Cavernario


Leí esta novela hace dos o tres años, durante un verano. Había oído tanto hablar de toda la serie de Los Hijos de la Tierra que no me pude resistir. Y he de decir que no me defraudó. La historia de Ayla, una cromañón criada por un clan de neandertales, resulta muy interesante, porque nos descubre la forma de vida de nuestros parientes más cercanos. También nos presenta las diferencias que hay entre nosotros y los "cabezas chatas", no sólo desde el punto de vista físico, sino también mental. Los neandertales no son aquí unos seres tan incivilizados como se creía hasta no hace mucho, si bien el sometimiento de la mujer es algo bestial, cosa que no creo que en los cromañones de aquella época fuera muy diferente. Se supone que la autora se documentó muy bien para abordar ésta y el resto de novelas, aunque he leído también que se pasa un poco al hacer a Ayla la gran protagonista de toda la evolución humana.

Jean M. Auel fue muy lista haciendo a una chica la protagonista, porque la condición de mujer y diferente hace al personaje más atractivo. Se supone que Ayla, según las reglas del Clan, no debe hacer muchas de las cosas que hace como, por ejemplo, cazar. Su violación de las reglas la hará ser castigada duramente, de forma que iniciará así su camino en solitario.

Emocionada con el final de El Clan del Oso Cavernario, me compré el siguiente libro de la serie, titulado El Valle de los Caballos. Pues ahí lo tengo, sin terminar. Y, por lo que se ve, no soy la única a la que le ha pasado. Parece ser que hay que llegar a la página 400 (supongo que dependerá de la edición) para que se ponga interesante. Acabo de ver que me quedé por la 259. Algún día lo retomaré y, posiblemente, termine toda la colección, pero no va a ser hoy.

Antes de esta novela, leí años ha otra del mismo estilo, aunque posterior, titulada Madre Tierra, Padre Cielo, ambientada esta vez en las islas Aleutianas, en Alaska. Terminé el libro con sensación de estar oliendo a pescado todo el rato, por Dios. No estuvo mal, pero aquí también se nos presenta la primera parte de una trilogía que, evidentemente, no seguí. Y como estos ejemplos, miles, según veo en una página de novela histórica que acabo de descubrir. Jean M. Auel abrió un campo en este sentido que ha dado para mucho y muy repetitivo. Y malo, como ese gran bodrio titulado Neandertal, de John Darton. Vale, este libro no es sobre la Prehistoria, pero habla de los neandertales y la suposición de que aún existan. Malo con avaricia.

Adaptación cinematográfica: no llega a estar mal del todo y me parece bastante arriesgado llevar esta novela al cine. Por esta razón tuvieron que cambiar varias cosas, entre ellas hacer que Ayla sea ya más adulta cuando le suceden ciertas cosas (en el libro es apenas una niña en cuanto a edad, no al desarrollo físico). Otro aspecto a destacar es que toda la película es subtitulada porque sólo emiten sonidos. Algo así como En busca del fuego, pero con diálogos. Daryl Hannah me parece una elección perfecta para encarnar a Ayla: da el perfil de cromañón, alta, rubia, esbelta y con la frente recta. El gran problema: como la novela, te deja un sabor algo amargo al final.

P.D. Un fallo en el que acabo de caer: ¿por qué todas las mujeres del libro tienen nombres terminados en a y los hombres no? Un poco extraño, ¿no? Compruébenlo aquí.