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lunes, 31 de agosto de 2009

El documento Saldaña

Desde que mi hermano me prestó esta novela después de que yo misma se la regalara la pasada Navidad han pasado unos cuantos meses en que se quedó esperando en la estantería. Tenía que leerla y devolvérsela y por fin la he terminado.

Me había atascado en los primeros capítulos. Este último mes la he recuperado y definitivamente me enganché cuando leí lo siguiente:

"Lola conocía la historia de la colección Saldaña y su contenido aproximado por el estudio de libros, crónicas y documentos de la época. De memoria, y recordando su época de estudiante, evocó algunos de los datos leídos acerca de de aquella majestuosa colección: el conjunto poseía, entre otras muchas otras, valiosas piezas de arte religioso de los siglos XVI y XVII, entre las que destacaba un retrato de Santa Rufina atribuido a Velázquez. También formaban parte de la colección varias esculturas de FRANCISCO SALCILLO, pinturas de Cézanne y Vermeer, algunas de las obras tempranas de Van Dyck y del maestro flamenco Rubens y la que fuera sin duda la pieza más codiciada de toda la colección: bocetos preparatorios originales de La batalla de Cascina de Miguel Ángel, realizados por el artista y destinados al diseño de una serie de murales que adornaría el Palazzo Vecchio de Florencia. Y todo eso sin contar una extensa serie de piezas que se podían catalogar de menores. El valor actual de mercado de la colección Saldaña podría superar sin ningún pudor los veinte millones de euros".

Así que ese Francisco Salzillo con "c" fue lo que definitivamente me enganchó, coincidiendo, además, cuando la historia comienza a ponerse más interesante. Yo también quería ser partícipe de la búsqueda de unos salzillos desaparecidos, por lo que desde ese momento la he leído de inmediato y si no he terminado antes es porque la he ido alternando con otras. En realidad, no se vuelve a citar nunca más al escultor murciano y lo que sobre todo codician los coleccionistas que van tras el tesoro son los huevos que Fabergé hiciera para los zares de Rusia a finales del siglo XIX y comienzos del XX.

Se trata de un libro de aventuras y misterio protagonizado por el curioso personaje de Miguel Cortés, "persuasor" de oficio, que vive de trabajillos de encargo y que con la búsqueda de la mítica colección de arte que perteneciera a un antiguo industrial de comienzos de siglo XX, Rodrigo Saldaña, pretende que cambie su suerte y su estilo de vida. Le acompaña la intrépida y atractiva Lola Álvarez, experta en arte, y juntos se enfrentan a peligros varios, especialmente a personajes de la mafia rusa que buscan por Madrid el mismo tesoro y que están asesorados por un peculiar catedrático de Historia del Arte, Leopoldo Varela.

No sé si Pedro de Paz volverá a utilizar el mismo personaje para otra segunda parte de la novela... Hubiera sido posible si todo acabara como apunta el penúltimo capítulo. Pero tras leer el final ya tengo mis dudas.

Es un libro muy entretenido, con una buena dosis de misterio y acertijos, sin que resulten apabullantes o irreales, con una interesante dinámica entre los dos protagonistas y con buenos personajes "de reparto", que es lo que más me ha gustado de todo: el informático Wolf, el cruel Mihail Vassiliev (con muchas concomitancias con el propio Miguel Cortés), la bella Irina, el poli Tejada, el gitano Flores y el "cabrón" y variable gato de Cortés, Durruti.

viernes, 28 de agosto de 2009

Esclavos de la oscuridad

Anoche, a eso de las tres menos algo de la madrugada, terminé esta novela que, en mi edición, se titula Esclavos de la oscuridad, sin el "los", pero bueno.

mahn me la había recomendado con mucho fervor y no me ha decepcionado. He de decir que la trama te engancha desde el principio, no deja lugar al aburrimiento. La manera de componer una historia tan compleja sin que decaiga en casi setecientas páginas me parece un logro, porque el lector sólo quiere saber más y más de lo que ocurre aquí. Es cierto que el meollo del asunto no me ha llegado a convencer, pero me lo he pasado bien leyendo la novela. Este tipo de investigaciones son las que me gustan, y no los rollos político-financieros, que me parecen un tostón... pero para gustos, colores. El autor nos lleva y nos trae como le da la gana por la historia, presentándonos a muchos sospechosos, haciéndonos caer un poquillo en sus trampas...

Todo comienza con el intento de suicidio de un policía. Su mejor amigo (y narrador de la historia) se encargará de reconstruir qué era lo que se llevaba entre manos para llegar a algo así, porque ambos son fervientes católicos... Y hasta aquí puedo leer.

Una princesa en Berlín


He aquí un muy buen libro sobre la Alemania de entreguerras, la de los tumultuosos años veinte, en plena República de Weimar. Fueron momentos convulsos por varias razones, principalmente porque este país acababa de perder la Primera Guerra Mundial y estaba afrontando la gran deuda económica contraída con los aliados tras el Tratado de Versalles. A ello se le unieron los constantes levantamientos políticos y sociales y la inflación más extrema que se haya conocido a lo largo de la historia. Las consecuencias, enre otras, se tradujeron en hambre, humillación, impotencia, hundimiento de la clase media y así un largo etcétera de consecuencias que dejaron tal huella en el pueblo alemán que no es de extrañar que los acontecimientos tomaran el rumbo que tomaron en la siguiente década.

Es obra del escritor estadounidense Arthur G.R. Solmssen (1928), cuya infancia transcurrió en Alemania, por lo que ello explica un conocimiento extraordinario de la situación alemana y de aquellos años que, sin embargo, no llegó a vivir. Cuenta la historia del joven pintor americano en ciernes, Peter Ellis, que acepta la invitación de su amigo Christoph Keith para realizar una estancia de formación en Berlín. En esta ciudad vivirá dos intensos y tumultuosos años en los que se codeará con la más alta sociedad y las clases más bajas e incluso llega a involucrarse en un asesinato político.

En la novela se entremezclan personajes reales y de ficción. Es el caso del que fuera ministro de Asuntos Exteriores en 1923, Walter Rathenau, que fue asesinado por grupos ultranacionalistas. y que aparece con frecuencia en la novela. Queda muy bien reflejada la caótica situación económica del país en aquellos difíciles momentos. Hemos de pensar que a finales de septiembre de 1922 un dolar equivalía a 160 millones de marcos y aún siguió cayendo estripitosamente su valor en los meses siguientes. Así, con 500 dolores, que podían equivaler a cien mil marcos alemanes, un norteamericano vivía casi como un rico. La gente tenía que ir con cestas llena de dinero para poder adquirir alimentos.

Peter Ellis se relaciona con tres familias diferentes, los Keith, militares prusianos empobrecidos y amargados ante su pérdida de posición, los Waldstein, representantes de las altas clases sociales financieras, antiguos judíos que a lo largo de la historia han emparentado con la nobleza y los Falke, núcleo familiar en torno a un cínico pintor comunista que enseña pintura al joven norteamericano. Este contraste de clases sociales queda muy bien reflejado en la novela, como puede verse en la muy diferente celebración de la Navidad en las diferentes casas o en la misma situación de las mujeres protagonistas. Y es que Ellis se enamora de la hija pequeña de los Waldstein, Lili, pero también se relaciona con las mujeres de Falke, Bärbel y, especialmente, su cuñada Baby, también menor de edad. En el caso de ésta última asistimos a la compleja situación de casi una niña que apenas asiste al colegio y que tiene que prostituirse para que su familia pueda subsistir.

Si se refleja extraordinariamente bien la situación económica de la Alemania de los años veinte, un tanto ocurre con la situación cultural del momento. Por la novela aparecen, aunque fugazmente, personajes reales como Bertolt Brecht y se describe tan bien al personaje del pintor Fritz Falke que hasta que uno llega a dudar de si existió realmente. Y es que en él se recogen muchos de los rasgos de los pintores expresionistas del momento, como Kirchner, Pechstein, Kollowitz, Beckmann, Grosz u Otto Dix. Además se dice que era discípulo de Liebermann, el más famoso pintor alemán del Impresionismo que sí llegó a existir realmente.

Tenía muchas ganas de leer una novela relacionada con Berlín y la verdad es que la he disfrutado bastante, en parte porque su protagonista llega a sentir una vinculación muy estrecha con la ciudad a la que al final de su estancia, por obligación y debido al desenlace de la historia, se ve obligado a abandonar. Y el lector llega a sentir ese mismo desgarro emocional que el protagonista al finalizar las páginas de este interesante libro, altamente recomendable.

martes, 25 de agosto de 2009

Venetia



He leído Venetia, de Georgette Heyer. Esta autora es muy conocida por ser una experta en novelas de misterio tipo Agatha Christie, aunque tiene otras que han sido comparadas con las de Jane Austen, hasta el punto de considerarla su heredera. A pesar de haber nacido en el siglo XX, Georgette Heyer ambientó estas historias en la misma época que Austen, es decir, en la Regencia. La manera de escribir, sus heroínas y su sentido del humor recuerdan bastante a su predecesora. De Heyer leí hace años El tío Sylvester, que no me disgustó, pero que tampoco me dejó mucha huella, la verdad. Compré Venetia para desintoxicarme de Larsson y vampiros. Deseaba volver un poco a las historias sencillas, con personajes divertidos, diálogos inteligentes, tramas un poco culebroneras y mucha ironía. Pues, en ese sentido, Venetia no me ha decepcionado. Sin llegar a ser Orgullo y prejuicio, su protagonista, Venetia, es la heroína independiente, viva e inteligente que gusta a las lectoras. Lo mejor es que, en contra de todo y de todos, se enamora de un libertino trece años mayor que ella. En él encuentra a alguien con quien reír, hablar y ser ella misma. Su primer encuentro es ya bastante divertido, la verdad. Venetia no es una chica al uso. La mismísima Elizabeth Bennet palidecería ante las ocurrencias de esta señorita. Y qué decir de lord Damerel, un hombre que está de vuelta de todo, un antihéroe... o no.

Lo que está claro es que he tenido que leer esta novela poniendo los cinco sentidos, porque cada frase o descripción contienen mucha información. Nada que ver con las historias de vampiros o con el follón informativo de Larsson. Unas pecan de simples y otros de pesados. Aquí he encontrado un cierto equilibrio.

viernes, 21 de agosto de 2009

Amanecer



Ya terminé con Amanecer , por tanto, también con toda la serie Crepúsculo. No sé qué manía tienen los escritores cuando empiezan a hacer segundas, terceras, cuartas, etc, partes de sus novelas que la siguiente es siempre más gorda que la anterior. Véase por ejemplo el caso de Harry Potter. Aquí lo mismo: de la primera a la última hay una diferencia de casi cuatrocientas páginas. Y otra chorrada específica de esta serie en concreto: ¿desde cuándo le llaman a la protagonista con el diminutivo de Bells? En esta última parte todo quisque se lo dice.

Pero vayamos al asunto. La tercera parte nos dejó un epílogo protagonizado por Jacob, una manera de la autora de cubrirse las espaldas de cara a la siguiente entrega, porque una de las partes está protagonizada por este personaje. De esa manera podemos asistir desde otro punto de vista a algo muy importante a la vez que nos tiene más en vilo, claro. A veces da la sensación de que Jacob es más protagonista que el propio Edward, precisamente por ese peso que tiene conforme vamos avanzando en la historia, sobre todo en Luna Nueva. En cuanto a Bella, sufre una transformación en su personalidad bastante grande: madura, deja de ser una adolescente y no sé hasta qué punto las lectoras con las hormonas aceleradas se sentirán tan identificadas con ella. Supongo que el interés por saber en qué queda la historia entre el vampiro y la mortal pesa más. Lo que está claro es que, de nuevo, tendremos amenazas para la familia Cullen en el horizonte... y de nuevo es Bella la principal causa, aunque esta vez hay algo diferente, que no voy a desvelar aquí, por supuesto.

Lo que sí se percibe es un final cerrado con una pequeña fisura, diminuta, pero ahí está. ¿Habrá quinta parte? No creo, pero miren lo que ocurrió con Los pilares de la tierra veinte años después...

sábado, 15 de agosto de 2009

La mujer de verde



En un día me he merendado esta novela. Después de tochos como los de Larsson o los de Stephenie Meyer, un libro con sólo 300 páginas es pan comido. Bueno, y que se deja leer, claro. Y todo ello a pesar de que de nuevo estaba ante una obra nórdica, islandesa para más señas. Pero no llega a las cotas de Millennium, "la trilogía de culto" según rezaba un cártel que he visto hoy en el Centro del Libro, al que he ido con mahn para traerme Amanecer.

Compré La mujer de verde pensando en que iba de otra cosa. Según el argumento de detrás (que no suelo leer por si me chafan algo, aunque esta vez sí lo hice) el hallazgo de unos huesos de hace unos cincuenta años va a poner al descubierto algo conocido como "el asesinato de almas". Misterioso, ¿eh?. Nada de eso. La novela está escrita mezclando el presente y el pasado. En cuanto ha salido el primer trozo narrando el pasado me he dado cuenta de que ese "asesinato de almas" no es otra cosa que el maltrato en el ámbito del hogar. A la hora de identificar los huesos que se han encontrado no hay mucho misterio, la verdad. No conozco los parámetros de la novela negra y la he etiquetado como tal porque así aparece en todos lados, pero yo pensaba que este tipo de literatura era otra cosa. Wunderk es más experta. A mí me ha parecido estar leyendo el argumento de un capítulo de Caso abierto o Bones. El ir del pasado al presente, sobre todo al final, me ha recordado bastante la manera de hacer la primera de las series citadas. Lo que sí me ha gustado es la manera de reflejar el sufrimiento de la mujer maltratada, porque creo que analiza bastante bien los sentimientos que estas víctimas llegan a tener: la culpabilidad, el miedo, el no saber cuándo vendrá el próximo golpe... Dramático. Pero misterio poco. Al menos va al grano y no nos lía demasiado.

viernes, 14 de agosto de 2009

Eclipse




Tercera entrega de la serie Crepúsculo que viene a ser un poco más de lo mismo, algo de lo que ya me avisó una alumna el año pasado. Stephenie Meyer va avanzando en las relaciones de la protagonista con sus dos pretendientes, raros donde los haya. Si no fuera por el hecho de que se trata de un vampiro y un hombre-lobo estaríamos ante el típico triángulo amoroso en la que la chica no sabe qué elegir y, en principio, opta por el que parece menos adecuado, pero que es irresistible. Para adornar el asunto, la autora tiene que meter algo de acción e ¿intriga? con la aparición de una amenaza que, para variar, tiene que ver con Bella Swan, que vaya suerte tiene todo el que la conoce, por cierto. Al menos no es la superguay Lisbeth Salander de Millennium. Poco más que decir. Tendremos que esperar a la cuarta y última parte para saber qué sucede finalmente entre Bella, Edward y Jacob.

domingo, 9 de agosto de 2009

El misterio de la Casa Aranda


Tras el follón escandinavo de Millenium, me dije que mi salud mental requería de una novela en la que los nombres de los protagonistas y de los lugares fueran al menos reconocibles para mí. De ahí que no sólo me fuera de cabeza a la literatura patria, sino a la de la patria chica, esto es, a la de un autor murciano: Jerónimo Tristante.

Ya había leído la segunda entrega de las aventuras de Víctor Ros, ese Sherlock Holmes español cuya actividad se centra en Madrid, aunque en El caso de la viuda negra también se traslade parte de la acción a Córdoba. Conocía, por tanto, algunos aspectos de lo que pasaba con ciertos personajes de esta primera parte, pero no importa en absoluto. Me ha gustado conocer el origen de Víctor Ros, aunque pensaba que su mentor de origen murciano iba a tener más protagonismo, si bien el autor tiene la gran idea de comenzar con su muerte, lo que le sirve de excusa para presentarnos al propio Víctor en esencia a través de sus recuerdos. Ha sido interesante ver evolución que va teniendo a lo largo de la novela, su lucha interna entre mente y corazón... es un personaje de su tiempo, el Madrid de las últimas décadas del siglo XIX, y con él conocemos todo lo que se movía en esos años, desde las clases más altas a las más bajas.

Cuando uno lee el argumento y se tropieza con la supuesta maldición que pesa sobre la casa que da nombre a la novela, puede pensar en que ya está delante de otro de esos bestsellers que utilizan a algún famoso artista, escritor, etc, para crear toda una historia de templarios, hermandades secretas y rollos de este tipo. Aquí se trata de Dante y su Divina Comedia. Pero, gracias a Dios, nada más lejos de la realidad. Tenemos que recordar que Víctor Ros es un detective racional y, por tanto, busca la explicación racional a todo. Y la encuentra, que es lo mejor.

Esta novela peca un poco de dar pocos datos y luego demasiadas explicaciones puestas en boca de los personajes. Por otra parte, me he olido un poco algo que no voy a revelar, pero que ya he visto en varias novelas... Aún así, la recomiendo encarecidamente. Encantados de tener a Tristante como paisano, al que auguro próximos éxitos tanto con Víctor Ros como con otras aventuras que idee su cabeza. Podemos felicitarnos.