
Mientras leía Drácula, el no muerto, al que podían haber dejado descansar en paz, estuve probando el libro electrónico de mahn con una obra de obligada lectura: El diario de Ana Frank. Parece mentira que no la hubiera leído, pero para todo hay un momento. Adentrarnos en las páginas íntimas de una adolescente tiene un toque voyeur que, en este caso, resulta dramático. Las experiencias de la joven Ana nos recuerdan constantemente que esta niña, la autora del texto, murió poco antes de que el campo de concentración de Bergen-Belsen fuera liberado, de manera que sabemos de antemano que los escondidos fueron descubiertos. Esto hace que el libro se lea con un poco de amargura, porque Ana cuenta con todo detalle cómo se vive en "la casa de atrás", los conflictos con su madre y sus compañeros de escondite, pero también habla del descubrimiento del amor y de la sexualidad, y de sus aspiraciones e ilusiones para el futuro. Ella quería ser escritora y, de la manera más triste, lo consiguió.
Libro imprescindible y altamente recomendable.