Desde que mi hermano me prestó esta novela después de que yo misma se la regalara la pasada Navidad han pasado unos cuantos meses en que se quedó esperando en la estantería. Tenía que leerla y devolvérsela y por fin la he terminado.
Me había atascado en los primeros capítulos. Este último mes la he recuperado y definitivamente me enganché cuando leí lo siguiente:
"Lola conocía la historia de la colección Saldaña y su contenido aproximado por el estudio de libros, crónicas y documentos de la época. De memoria, y recordando su época de estudiante, evocó algunos de los datos leídos acerca de de aquella majestuosa colección: el conjunto poseía, entre otras muchas otras, valiosas piezas de arte religioso de los siglos XVI y XVII, entre las que destacaba un retrato de Santa Rufina atribuido a Velázquez. También formaban parte de la colección varias esculturas de FRANCISCO SALCILLO, pinturas de Cézanne y Vermeer, algunas de las obras tempranas de Van Dyck y del maestro flamenco Rubens y la que fuera sin duda la pieza más codiciada de toda la colección: bocetos preparatorios originales de La batalla de Cascina de Miguel Ángel, realizados por el artista y destinados al diseño de una serie de murales que adornaría el Palazzo Vecchio de Florencia. Y todo eso sin contar una extensa serie de piezas que se podían catalogar de menores. El valor actual de mercado de la colección Saldaña podría superar sin ningún pudor los veinte millones de euros".
Me había atascado en los primeros capítulos. Este último mes la he recuperado y definitivamente me enganché cuando leí lo siguiente:
"Lola conocía la historia de la colección Saldaña y su contenido aproximado por el estudio de libros, crónicas y documentos de la época. De memoria, y recordando su época de estudiante, evocó algunos de los datos leídos acerca de de aquella majestuosa colección: el conjunto poseía, entre otras muchas otras, valiosas piezas de arte religioso de los siglos XVI y XVII, entre las que destacaba un retrato de Santa Rufina atribuido a Velázquez. También formaban parte de la colección varias esculturas de FRANCISCO SALCILLO, pinturas de Cézanne y Vermeer, algunas de las obras tempranas de Van Dyck y del maestro flamenco Rubens y la que fuera sin duda la pieza más codiciada de toda la colección: bocetos preparatorios originales de La batalla de Cascina de Miguel Ángel, realizados por el artista y destinados al diseño de una serie de murales que adornaría el Palazzo Vecchio de Florencia. Y todo eso sin contar una extensa serie de piezas que se podían catalogar de menores. El valor actual de mercado de la colección Saldaña podría superar sin ningún pudor los veinte millones de euros".
Así que ese Francisco Salzillo con "c" fue lo que definitivamente me enganchó, coincidiendo, además, cuando la historia comienza a ponerse más interesante. Yo también quería ser partícipe de la búsqueda de unos salzillos desaparecidos, por lo que desde ese momento la he leído de inmediato y si no he terminado antes es porque la he ido alternando con otras. En realidad, no se vuelve a citar nunca más al escultor murciano y lo que sobre todo codician los coleccionistas que van tras el tesoro son los huevos que Fabergé hiciera para los zares de Rusia a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Se trata de un libro de aventuras y misterio protagonizado por el curioso personaje de Miguel Cortés, "persuasor" de oficio, que vive de trabajillos de encargo y que con la búsqueda de la mítica colección de arte que perteneciera a un antiguo industrial de comienzos de siglo XX, Rodrigo Saldaña, pretende que cambie su suerte y su estilo de vida. Le acompaña la intrépida y atractiva Lola Álvarez, experta en arte, y juntos se enfrentan a peligros varios, especialmente a personajes de la mafia rusa que buscan por Madrid el mismo tesoro y que están asesorados por un peculiar catedrático de Historia del Arte, Leopoldo Varela.
No sé si Pedro de Paz volverá a utilizar el mismo personaje para otra segunda parte de la novela... Hubiera sido posible si todo acabara como apunta el penúltimo capítulo. Pero tras leer el final ya tengo mis dudas.
Se trata de un libro de aventuras y misterio protagonizado por el curioso personaje de Miguel Cortés, "persuasor" de oficio, que vive de trabajillos de encargo y que con la búsqueda de la mítica colección de arte que perteneciera a un antiguo industrial de comienzos de siglo XX, Rodrigo Saldaña, pretende que cambie su suerte y su estilo de vida. Le acompaña la intrépida y atractiva Lola Álvarez, experta en arte, y juntos se enfrentan a peligros varios, especialmente a personajes de la mafia rusa que buscan por Madrid el mismo tesoro y que están asesorados por un peculiar catedrático de Historia del Arte, Leopoldo Varela.
No sé si Pedro de Paz volverá a utilizar el mismo personaje para otra segunda parte de la novela... Hubiera sido posible si todo acabara como apunta el penúltimo capítulo. Pero tras leer el final ya tengo mis dudas.
Es un libro muy entretenido, con una buena dosis de misterio y acertijos, sin que resulten apabullantes o irreales, con una interesante dinámica entre los dos protagonistas y con buenos personajes "de reparto", que es lo que más me ha gustado de todo: el informático Wolf, el cruel Mihail Vassiliev (con muchas concomitancias con el propio Miguel Cortés), la bella Irina, el poli Tejada, el gitano Flores y el "cabrón" y variable gato de Cortés, Durruti.