Una decepción, si soy sincera. Después del absoluto enganche que supuso Esclavos de la oscuridad, esta novela de Jean-Christophe Grangé me ha dejado igual. Demasiado enrevesada para llegar a un final muy predecible. A lo mejor la otra novela era muy peliculera y podíamos imaginar, muy cerca del desenlace, quién era el malo... pero es que aquí se ve venir tras un hecho que no voy a comentar aquí.
El argumento pintaba bien: una supuesta estudiante de psicología que contacta con un brutal asesino encarcelado, el cual la inicia en su recorrido "místico-criminal". La estudiante no es tal, sino un periodista obsesionado con la pulsión violenta que lleva la gente a cometer asesinatos. A partir de las primeras cartas, el asesino empieza a trazar el camino que su "discípula" tiene que seguir para comprender la esencia de sus instintos... aunque debe serle fiel siempre, porque el criminal no tolera la traición, pero... ¿qué le puede pasar al protagonista si lo traiciona? Supuestamente nada, porque su "maestro" está entre rejas y con un pie en la ejecución.
No digo más por si a alguien le apetece leerla.
3 comentarios:
¿Me recuerda un poco a El silencio de los corderos? Creo que sí... ya sé que no leer. Para enrevesamientos ascético-míticos está El Perfume, un gran tópico pero que no decepciona... qué facilidad para describir olores, es impresionante el uso de la sinestesia por parte de ese autor.
Un saludo.
Pues sí: lo de "El silencio de los corderos" lo dicen en la contraportada ¡y hasta en la propia novela! Así que, por lo menos, el autor es honesto.
"El perfume" me gustó precisamente porque me hizo "oler" cada una de las descripciones. Es más, ahora me encanta oler las cabecitas de los bebés... ¡realmente huelen a leche y miel!
A pesar de la predecibilidad a mi me gustó y mucho... especialmente por la minuciosa descripción del cautiverio del protagonista así como de su peculiar forma de asesinar, que me parece una de las más imaginativas que he leído y que me extraña muchísimo que aún no hayan llevado al cine.
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