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lunes, 22 de noviembre de 2010

84 Charing Cross Road

Toda persona que ame los libros y sea intensamente feliz perdiéndose entre las estanterías de una vieja librería debería leer la sorprendente, por su sencillez y por su grandeza, 84, Charing Cross Road. En cuanto vi la portada con la foto en blanco y negro de la librería Mark & Co. supe de inmediato que ese libro tenía que ser mío. 
En realidad consta de la correspondencia que su autora, la escritora de guiones y producciones teatrales Helene Hanff, estuvo manteniendo con el personal de la librería londinense durante más de veinte años, en especial con el librero Frank Doel. La primera sorprendida con el éxito de su novela, que incluso fue llevada al cine y a la televisión, fue la autora, pues estuvo dedicada toda su vida a la escritura y nunca pudo imaginar que una simple correspondencia que envió a su editor para ver qué forma le podían dar para su publicación y que se quedó tal cual, sería su mayor éxito. La película es de 1987 y fue protagonizada por Anne Bancroft y Anthony Hopkins, los dos muy bien escogidos. No la he visto pero sí he conseguido hacerme una idea de ella con los fragmentos y el trailler que están en Youtube. 

domingo, 26 de septiembre de 2010

La mujer gris


La mujer gris es un cuento escrito por Elizabeth Gaskell (1810-1865) en el año 1861. La editorial Alba, una de mis preferidas, lo publicó dentro un libro que llevó por título "Cuentos Góticos". El librito que yo he leído también pertenece a esta editorial, a la que le encargaron una colección bajo el epígrafe "La mujer y el amor", y que se regalaba o vendía a precio módico junto con el periódico. No es hasta ahora cuando la he leído y no sé por qué he esperado tanto, porque es algo que se hace de un tirón, además de porque realmente merece la pena.

Este cuento breve puede ser calificado como gótico, ya que tiene algunos de los elementos típicos del género: esposa encerrada en lúgubre castillo a lo que se le une una desesperada huída con interesante acción; aunque la historia, al ser contada por la protagonista en una carta dirigida a su propia hija, tenga cierta previsibilidad. Destacan los personajes del marido, el apuesto señor de la Tourelle y muy especialmente la valerosa doncella de Anna, que tiene el curioso nombre de "Amante". Una vez más, Elizabeth Gaskell demuestra que es una de las escritoras más grandes de la época victoriana, por lo que, sin duda, compraré el libro de la editorial Alba que recoge todos los demás cuentos. Estoy segura de que también me encantarán.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Al borde del acantilado y Sin testigos


Después de ver ayer a Athena tras unos cuantos años (en el mundo real) me he animado para actualizar esta bitácora que tenemos algo olvidada. Son muchas las lecturas que me han tenido entretenida este verano pero he decidido comenzar por la serie que me ha enganchado. Los que vengan por aquí de vez en cuando saben que me gusta mucho la novela policíaca... así que he disfrutado muchísimo con un par de policías que no conocía, Lynley y Havers de Scotland Yard. Su autora es la americana Elizabeth George y en realidad la serie fue comenzada hace ya casi veinte años aunque yo no tuviera la suerte de conocerla. También se hizo una serie para la televisión en mi admirada BBC, por lo que también he aprovechado para ver a los detectives en acción en Youtube (The Inspector Lynley Mysteries, con Nathaniel Parker y Sharon Small).
Hasta ahora he leído solamente dos novelas, Al borde del acantilado y Sin testigos (la decimoséptima y decimoquinta de la serie, de 2008 y 2005 respectivamente). La primera es la que me ha conquistado pero tengo que reconocer que la segunda es mucho mejor: asesinatos en serie más una buena dosis de auténtico drama, pues es en este libro donde muere la esposa embarazada del inspector Lynley. Aunque Elizabeth George es estadounidense sabe desplegar un entorno"brit" en las novelas, supongo que con algunos de los tópicos con que se miran los que están a ambos lados del océano. Creo que los personajes están muy bien logrados y los contrastes entre ellos hacen que su relación sea muy interesante. La sargento Barbara Havers proviene de clase baja, es una mujer muy descuidada en cuanto a su apariencia física, que siempre se mete en problemas porque no se adapta muy bien a su entorno social, pero muy intuitiva, inteligente y con un gran corazón. El inspector Lynley es nada menos que un Lord de Cornualles, muy atractivo y con una exquisita educación. En las novelas que he leído la relación  y la amistad entre ellos ya está muy consolidada por lo que debe ser muy entretenido y divertido, además, ver la evolución de la misma. De hecho, ya he conseguido el primer libro de toda la serie y no me está decepcionando para nada.

jueves, 1 de julio de 2010

Ethan Frome


Se trata de una novela bastante corta, pero no por ello menos intensa. Edith Wharton vuelve a presentarnos un triángulo amoroso como en La edad de la inocencia, pero en un entorno rural y de clases modestas. Es palpable, como en aquélla, la pasión contenida, el ambiente opresivo y el agobio que siente el protagonista, de nuevo un hombre atrapado en un matrimonio sin amor que encuentra en otra mujer lo que siempre deseó. En este caso también es una pariente de la esposa, pero no piensen que la autora se repite, ni mucho menos. La historia aquí es más sencilla y se cuenta a modo de flash-back. De hecho, a Ethan Frome lo conocemos como un tipo tullido y prematuramente envejecido a causa de lo que todo el mundo llama "el accidente", pero ¿qué ocurrió realmente?

He visto la versión que se hizo para el cine, dirigida por John Madden y protagonizada por Liam Neeson, Patricia Arquette y Joan Allen, un reparto muy bien escogido para mi gusto. La adaptación es correcta (quitando algunas licencias), pero recomiendo vivamente la novela, puesto que refleja mucho mejor el deseo del protagonista.

El alcalde de Casterbridge







Esta novela fue un regalo sorpresa del maravilloso foro Historias de Época, así que siempre le tendré un cariño especial.

El argumento es sencillo: Michael Henchard, jornalero, vende a su mujer y a su hija de pocos meses por cinco guineas en el transcurso de una de sus borracheras. Tras darse cuenta de lo que ha hecho, promete no beber en los próximos veinte años, logrando convertirse en una persona honrada. Pero la vida le depara varias sorpresas que vendrán con el regreso de la que fuera su mujer.

No había leído nada de Thomas Hardy, ni tampoco he visto ninguna versión de Tess of the D'Ubervilles, pero parece ser que este autor deja poco a la alegría. Bueno, sí que he visto una adaptación de Under the Greenwood Tree y al menos termina bien. Lo que más me ha llamado la atención es que el autor va directamente al grano, es decir, no se anda con rodeos a la hora de presentarnos a Michael Henchard como un tipo alcohólico capaz de cometer la aberración de vender a su familia. Después la novela se va desinflando un poco hasta que reaparecen Susan y Elizabeth-Jane, esposa e hija respectivamente. A ellas se une Donald Farfrae, personaje que viene a ser el opuesto de Henchard, y Lucetta, alguien que tiene una cierta relación con el protagonista y que será determinante para la novela.

En el libro podemos establecer dos tipos de personajes, los que esconden algún secreto (Henchard, Susan y Lucetta) y las víctimas de esos secretos (Farfrae y Elizabeth-Jane). Misterio tiene poco, porque el autor va dejando las cosas bastante claras a lo largo de la novela. Es más una obra de personajes, de su evolución, o mejor, de su destino, sobre todo el de Henchard, que parece condenado a pagar finalmente lo que hizo cuando tenía veintiún años.

Existen varias adaptaciones. Tengo pendiente tanto la miniserie de 2003, protagonizada por Ciaran Hinds, como una versión más libre de Michael Winterbottom titulada The Claim. Cuando las vea, editaré la entrada.

EDITO: ya he visto la versión con Ciaran Hinds. Excelente adaptación, sí señor, con unos protagonistas que bordan sus papeles. Y he llorado al final. Me ha gustado mucho.

sábado, 12 de junio de 2010

La hija de Robert Poste


Atónita me he quedado después de leer en un periquete la delirante novela que Stella Gibbons (1902-1989) escribiera en 1932 bajo el título Cold Comfort Farm y que en España se tradujo como La hija de Robert Poste. Varias veces he tenido que ir a la contraportada y verificar que se escribió en 1932 pues en un pasaje se dice que estamos en los años cuarenta y en otro los personajes hablan por un teléfono ¡con televisor!. Aunque eso es lo de menos, pues no vayan ustedes a pensarse que ésta es una novela de ciencia ficción.
La historia cuenta cómo una chica bien de Londres, Flora Poste, que acaba de quedarse huérfana, decide irse con unos parientes suyos que tienen una granja en Sussex. Allí, como el personaje de Emma de Jane Austen, Flora se empeña en darle otro aire a la peculiar Cold Comfort Farm así como arreglarle la vida a sus extravagantes y rurales habitantes. Aunque la traducción al español de esta edición de 2010 es buena, con notas a pié incluidas, lo mejor debe ser leerla en inglés para captar todos los giros y el habla rural de Sussex. Los nombres citados tienen siempre su porqué, así los primos de Flora se llaman "Starkadder", que se podría traducir como "malas víboras". Delirante la frase que se repite en la historia como un mantra "siempre ha habido Starkadder en Cold Comfort", que no deja de ser una forma de reírse de la sabiduría rural/popular. Todo queda aderezado de buena ironía con momentos en los que el absurdo no tiene límites e incluso hasta el mismísimo final es, a mi parecer, una gran boutade.
La novela es un contrapunto al pesimismo rural de Thomas Hardy y al romanticismo extremo de Mary Webb, de los que con tan buen y fino humor se ríe la autora. Y es que, muchos de los personajes son auténticas y logradas sátiras, como el escritor Meyerbug, que sería un libidinoso y pesado D.H. Lawrence, el primo Seth, un desatado Heathcliff o la prima Elfine, una Cathy muy "brontiana". Ese fino humor inglés de tradición "austiana" que tanto me gusta, ha hecho que haya disfrutado mucho con la historia.
No se pierdan los pasajes entre asteriscos que, como bien explica la autora en su prólogo dedicado al caballero Anthony Pookworthy (A.B.S., L.L.R. o Miembro de la Asociación de Pesebreros, Autorizado para el Endilgamiento de Circunloquios Soporíferos), son los que ella considera "más elegantes y literarios". Un disparate.
Me he permitido incluir aquí el trailler de la película para la televisión de la BBC (1995) en la que se hizo famosa la actriz Kate Beckinsale. Tiene muy buena pinta.


domingo, 9 de mayo de 2010

Cranford

Acabo de terminar la novela más célebre de la escritora Elizabeth Gaskell (1810-1865), que no es otra que Cranford (1853), una historia que narra la tranquila vida de unas solteronas en una pequeña ciudad inglesa  de época victoriana. Es curioso constatar que este libro se gestó de forma algo inusitada. Los dos primeros capítulos se publicaron en el otoño de 1851 en el Household Words, periódico literario dirigido por el gran Dickens y, de hecho, podrían leerse de forma independiente. Por cierto, que en ellos dos de los personajes discuten precisamente si Dickens es o no un buen novelista. A partir de estas dos entregas Gaskell escribió la novela que terminó dos años después.

La pequeña ciudad de Cranford es un trasunto de Knutsford, lugar donde se crió la escritora inglesa con sus tíos tras la muerte de su madre cuando ella acababa de cumplir un añito. La novela esté muy cercana a sus vivencias dado que la narradora de la historia, que podría ser ella misma, es un personaje que presuponemos más joven y que va contando las anécdotas domésticas de unas señoras de edad. No es una historia romántica (o puede que sí, si tenemos en cuenta que salen a la luz algunas historias del pasado) y a pesar de que no suceden grandes cosas, se nos presenta un excelente cuadro de costumbres y se nos describe magníficamente bien la situación de la mujer en aquellos momentos en los que la sociedad comenzaba ya a desestructurarse. La protagonista principal es, sin duda, la bondadosa señorita Mathilda Jenkins, que ejemplifica muy bien la situación de aquellas mujeres solteras que vivían de sus rentas, con un estilo de vida modesto y ya entonces algo caduco. Gaskell hace gala de sus grandes dotes como narradora, así como de ese fino sentido del humor tan británico y que tan presente está en las novelas de su predecesora, la gran Jane Austen.

Tras terminar la novela he visto en Youtube que existe una serie de la BBC (creo que Athena nos la comentó con anterioridad) pero me da la sensación de que, tal y como ocurre con la película que se rodó sobre otra de las novelas de Gaskell, Norte y Sur, probablemente se haya escrito una interpretación libre basada en la historia original.

jueves, 29 de abril de 2010

Ana, la de la isla


Tercera entrega de la serie sobre Ana de las Tejas Verdes que abarca cuatro años de su vida. Ana deja su trabajo como maestra para licenciarse en la universidad. Allí compartirá casa con antiguas amigas, a las que se unirá otra un tanto alocada, pero inteligente. Ana, ante la perspectiva de que todas sus conocidas se van prometiendo y casando, piensa que se quedará soltera porque no encuentra lo que ella denomina "un Príncipe Encantado". Gilbert Blythe decide declararse, pero no es para ella el "ideal", ni lo quiere como cree que debe quererse a ese ser especial que espera. En el horizonte aparece precisamente un joven que parece cumplir todos los requisitos...

Aquí seguimos con las aventuras de Ana Shirley... y es que el entorno en el que me encuentro invitan a ello. Es lo que tiene estar en Nueva Inglaterra; aunque no es Canadá ni la Isla de Príncipe Eduardo, sí que permite imaginarse los paisajes que se describen en estos libros.

miércoles, 28 de abril de 2010

Ana, la de Avonlea

Segunda entrega de las aventuras de Anne Shirley. En esta ocasión conocemos sus aventuras desde los dieciséis a los dieciocho años. Empieza como maestra y termina en el momento en el que decide ir a la universidad. Todavía sigue siendo una niña en el fondo, imaginativa y romántica, pero poco a poco va madurando, sobre todo al final, cuando vea que su amiga Diana está comprometida. Ana se lamenta de que la gente crezca y no desea, por ejemplo, que Gilberth Blythe sea algo más que un amigo de la infancia, negando en cierto modo sus propios sentimientos hacia él. Historias sencillas son las que recorren este librito, recordándome un poco a la miniserie Cranford (estoy a la espera del libro, que ya comentaré cuando lo lea).

Lo que más me ha gustado ha sido cuando empieza como maestra. Me he sentido identificada con sus inseguridades, sensaciones y relaciones con los alumnos. Ha sido bastante curioso comprobar que hay cosas que nunca cambian.

Flores en el ático




Oí en su momento hablar tanto de la saga Dollanganger de V.C. Andrews, que decidí empezar a leerla. Ahora bien: no sé si tengo ganas de continuarla. La primera entrega es la archiconocida Flores en el ático, un disparate donde los haya. Y me explico: está bastante mal escrita y no me vale la excusa de que los protagonistas son niños. La narradora es Cathy, que tiene doce años cuando su padre muere. Corrine, su madre y una pava de mucho cuidado adorada por sus cuatro hijos y su marido, es una inútil que no ve otra salida a su ruina que la de volver a la mansión de sus riquísimos padres. Su padre está muy enfermo y a punto de morir, pero ella fue desheredada por hacer algo muy malo a los ojos de sus progenitores: casarse con el medio hermano de su padre, es decir, con su tío. Corrine sólo heredará si el padre no se entera de que tuvo hijos con su marido, hijos "del demonio", de manera que ella y la abuela los encierran en una habitación que da a un ático para que nadie sepa de su existencia. Lo que iban a ser unas semanas de encierro se traducen en más de tres años, durante los cuales muere uno de los niños, mientras la madre vive en un mundo de lujo que parece haberla cegado y haberla hecho olvidar a sus propios hijos.

En un ambiente absolutamente enrarecido se desarrolla esta historia en la que, al final, hay que darle la razón a la loca de la abuela. Ésta, obsesionada con la religión y el pecado, prohibe a los hermanos (Christopher, Cathy y los mellizos Carrie y Cory) que se vean desnudos o que duerman juntos siendo de distinto sexo. Y sus temores no son infundados porque Christopher se enamora de su hermana Cathy. El incesto impregna bastante la novela y llega a ser algo demasiado morboso. Esto continúa en la siguiente novela de la saga, Pétalos al viento, que he dejado porque ya me estaba empezando a dar repelús el personaje de Cathy.

La película que se hizo en su momento no refleja para nada lo del incesto y, además, mezcla esta novela con la siguiente. Un lío, vamos.

Matrimonio de conveniencias


Mis temores ante la posibilidad de que una nueva novela de Heyer no me iba a gustar tanto como La indomable Sophia eran fundados. No es que la otra sea una maravilla, porque tiene mucho que aprender de Jane Austen, pero la historia en sí me gustó más que la que aquí comento. En esta ocasión, la trama tenía un comienzo que me pareció simpático y prometedor: Horatia, la menor de las hermanas Windwood y la menos agraciada (encima tartamudea un poco), se casa con el conde de Rule para evitar que éste contraiga matrimonio con su hermana mayor, que está enamorada de otro hombre. Así mata tres pájaros de un tiro: hace feliz a la hermana, salva la fortuna familiar (bastante débil debido a las deudas de juego de su hermano) y se asegura una vida de lujo y riqueza. Desde el comienzo queda claro que el matrimonio es por pura conveniencia, de manera que ni Horatia ni Rule interferirán en sus respectivas vidas. Pero pronto aparecerán dos personas que quieren poner en evidencia a la joven y vengarse de Rule: lady Massey, la antigua amante del conde, y sobre todo lord Lethbridge.

Esta novela parece ambientada más en el siglo XVIII que en la época de la Regencia, así que lo que predomina es el ambiente de fiestas galantes, disfraces, pelucas y maquillajes extravagantes, lo que la aleja del "aire austeniano" de sus otras novelas. Los enredos en los que se ve envuelta Horatia tienen cabida en este tipo de escenario y serían inimaginables en una historia ambientada durante la Regencia. Lo que no me ha quedado muy claro es cómo se van enamorando los personajes principales, unidos al principio sólo por razones materiales. Para pasar un rato divertido, sin más pretensiones. Se deja leer.

La Lista de los Siete

Arthur Conan Doyle, un joven médico, escribe un libro titulado La hermandad oscura, que no es más que un plagio y/o refrito de textos de Madame Blavatsky. Sin embargo, lo que allí expone llama la atención de una sociedad secreta que cree que Doyle los ha espiado y ha revelado sus secretos. Tras presenciar un asesinato durante una extraña sesión de espiritismo, Doyle tendrá que huir para salvar su vida y habrá de confiar en el misterioso Sparks si quiere lograrlo.
Mark Frost, guionista de la mítica Twin Peaks es el autor de esta novela cuya trama tiene como protagonista al padre literario de Sherlock Holmes. La historia no tiene demasiado fuste, al menos a mí me ha dejado indiferente y, en ocasiones, no sabe uno adónde pretende Frost llevar al lector; es decir: ¿qué narices está pasando en la novela? Ese será, digo yo, el misterio de la misma, porque da bastantes bandazos. Ahora bien: el escritor ha querido imaginar cómo Doyle conoce a un tipo fascinante que será ni más ni menos que el modelo de su futuro Holmes. Esto es lo más interesante de una historia donde se mezcla lo sobrenatural, a lo que Doyle era muy aficionado, con lo histórico (aparecen por ahí Bram Stoker y la citada Madame Blavatsky, entre otros). El epílogo es de pena: una cosa trillada a más no poder ya.

martes, 13 de abril de 2010

Pruebas falsas

Siempre me resistía a comprar las novelas policíacas de Donna Leon. Y eso que muchas veces que pasaba junto a una de las librería más populares de la ciudad que, por cierto, se encuentra en un conocida calle junto a la universidad, las solía ver alguna que otra vez en el escaparate. Aunque me atraía que estuvieran publicadas por Seix Barral y el nombre del protagonista, el comisario Brunetti, no terminaba nunca por decidirme.
Pero el otro día, un domingo cualquiera en que fui a por el periódico aproveché y me llevé una novela del comisario Brunetti en edición de bolsillo. Pensaba que la autora era italiana y resulta que es una americana de New Jersey con abuelo español (de ahí el apellido "Leon") que además firmó una cláusula por la cual sus novelas no pueden publicarse en Italia. Parece ser que quiere seguir viviendo en el anonimato en sus estancias venecianas aunque también se dice que es por el agudo retrato que hace de los italianos. Por si a ellos no les gusta demasiado, claro.
La novela se lee rápidamente pero no acabó por entusiasmarse. Puede que tenga que leerme unas cuantas más para que termine de engancharme. Me atraen más los personajes atormentados a lo Parker o un tanto más dejados como Wallander o Bosch. Y no está mal que este comisario esté felizmente casado y que tenga un par de hijos y una mujer estupenda que le echa algún cable que otro. Que para más inri le hace unos estupendos platos de comida italiana que son siempre descritos con gran profusión. Que no le critico yo eso, faltaría más. Mejor para él. Pero... No sé, no sé.
El argumento del título que cayó en mis manos es sencillo aunque luego se va complicando: una anciana a la que nadie soporta aparece brutalmente asesinada. Las sospechas recaen en la persona que la cuidaba, una inmigrante rumana. Pero el comisario Brunetti tendrá que demostrar que las cosas no son lo que parecen.
Así que otro día que vaya a por el periódico a ver si con un poco de suerte vuelvo a toparme con otro título de Donna Leon que puede que sí o puede que no, consiga que me apasione con las aventuras y desventuras del comisario Brunetti en la ciudad de los canales.

sábado, 10 de abril de 2010

La indomable Sophia


Tras dos Austen, he leído una novela de su "versión más moderna", por decirlo de alguna manera. Estoy hablando de una autora que ya ha salido por aquí: Georgette Heyer. Si cuando hablé de Venetia dije que esta obra me había gustado más que la primera que leí (El tío Sylvester), ahora tengo que afirmar que aún me ha gustado más La indomable Sophia. Miedo me da ponerme ahora con otra de sus creaciones, porque con la que hoy comento me lo he pasado pipa. Cómo me he divertido con esa Sophia que es un auténtico torbellino. Desde luego, el título no engaña para nada. Con aires casi de vodevil hacia el final, el resto es un sinfín de diálogos con mucho humor. Verbigracia:

-Ya que mencionas a la señorita Wraxton, permíteme pedirte, prima, que te abstengas de decirles a mis hermanas que tiene cara de caballo- dijo con rigidez.
-¡Pero Charles, la señorita Wraxton no es culpable de eso! No puede remediarlo, y eso te aseguro que siempre lo he hecho observar a las niñas.
-Considero que las facciones de la señorita Wraxton son particularmente distinguidas.
-Sí, desde luego; me parece que no me he explicado bien. Quería decir que tiene cara de caballo particularmente distinguido.

El argumento es bien sencillo: Sophia es dejada por su padre en casa de su tía. Allí todo parece que va más o menos bien. Su tío no es quien manda en casa, sino que el cabeza de familia es Charles, el serio primo de Sophia. Bajo su mando, todo el mundo está controlado... o eso cree él: Theodore, su hermano veinteañero, estudia en Oxford; sus hermanos y hermanas más pequeños tienen su institutriz; Cecilia, la hermana adolescente, está prometida con un buen partido; y el propio Charles también está a punto de casarse con la señorita Wraxton. Cuando Sophia, una chica con una educación que se aleja de las convenciones de la época, irrumpe en casa de los Ombersley, el orden impuesto por Charles dejará de ser tal. Está claro que el choque entre Charles y Sophia es inmediato, pero más por parte de él que de ella, que sólo quiere lo mejor para la familia de su tía...

Al contrario que la señorita Emma Woodhouse, Sophia es una chica muy resuelta que consigue todo lo que se propone. Puede sonar un poco a personaje demasiado autosuficiente (léase la hipertatuada Lisbeth Salander, uf), pero es tanta la gracia e ironía que demuestra, que creo que no habrá nadie a quien la caiga mal. Su rápida mente deja siempre a los personajes masculinos sin saber qué decir.

¿Para cuando una adaptación a la pequeña o gran pantalla de las novelas de esta autora? Que dejen ya a Jane Austen y a las Brontë y se lancen con Heyer. Divertidísima.

jueves, 8 de abril de 2010

Emma




A falta de leer Amor y amistad y Lady Susan, obras "menores" de Jane Austen, se puede decir que he completado la lectura de sus novelas más conocidas con la que hoy traigo aquí. Como en el caso de Sentido y sensibilidad, he visto antes varias versiones para televisión y cine, de las que hablaré después. En cuanto a la novela en sí, no puedo decir que sea de mis preferidas, aunque el señor Knightley es, como apuntó por ahí Wunderk, el más equilibrado de los galanes austenianos. Lo que está claro es que la protagonista es un niña bien un poco pava. Jane Austen se ríe de ella, es verdad; sin embargo no me gustaron sus últimas reflexiones a propósito de Harriet, absolutamente clasistas y despectivas con la muchacha. Vale, estamos en el siglo XIX, pero es algo que en otras novelas de la autora me ha parecido verlas salir de manera más disimulada. De lo que me he dado cuenta ha sido de que la estructura de todos los libros suele ser la misma en esencia: la heroína, el chico atractivo que luego sale rana, el héroe discreto que termina con la protagonista y los secundarios de lujo (padres, madres, vecinos...). Emma es una obra simpática, donde el drama no tiene cabida. Sólo los desvelos de la chica por emparejar gente son lo importante, aunque siempre tenemos al señor Knightley para pararle los pies y ser el contrapunto maduro y reflexivo, la voz de la experiencia que ve las cosas con lógica y no con los ojos del romanticismo, algo propio en una chica de veintiún años.

Adaptaciones: les pongo las imágenes de las tres que he visto. La primera se corresponde con la más reciente producción de la BBC. Espero que dejen ya de hacer versiones de obras de Jane Austen y se lancen, por ejemplo, a adaptar a Georgette Heyer, cuya La indomable Sophia, estoy disfrutando ahora y será mi próxima entrada. Pues bien: no la he visto entera (sólo los dos últimos capítulos en el avión que me trajo a Estados Unidos), pero tampoco me hace falta ver más. Correcta, pero ya está. Romola Garai, la protagonista, me parece un poco cargante a veces. Mr. Knightley no es tampoco algo extraordinario y, además, no se nota la diferencia de edad entre los personajes. Es curioso que en las otras producciones tampoco los actores se llevan más de diez-doce años, pero ellos parecen más maduros, mayores que ellas. La película protagonizada por Gwyneth Paltrow tiene el señor Knightley ideal, si bien no me convence el resto del reparto (bueno, ella más o menos). La que menos me gusta es Toni Colette: absolutamente ridícula haciendo de la jovencita e inocente Harriet Smith. La mejor versión para mí es la protagonizada por Kate Beckinsale: menos pretenciosa, más natural y con un reparto intachable en todos los sentidos. Mark Strong, el señor Knightley, no es tan guapo como Jeremy Northam, pero compone muy bien el personaje.

domingo, 4 de abril de 2010

Los amantes

Lo he reconocido varias veces por aquí: soy adicta a la saga Charlie Parker. Con Los Amantes el irlandés John Connolly retoma de nuevo la oscuridad y nos presenta al controvertido detective indagando en las causas del suicidio de su padre policía y, por ende, en sus propias raíces. Si la anterior novela, comentada en Lecturas Reunidas hace pocos meses, destacaba por contar una historia mucho más policíaca que de terror, pues el protagonismo lo cobraban los secundarios Louis y Angel, los fieles pistoleros amigos de Parker, en esta nueva entrega reaparecen los fantasmas y los ángeles caídos que equilibran la balanza que tan  bien maneja Connolly conjugando lo policíaco con lo terrorífico. Por supuesto, no se puede recomendar como iniciación a esta serie de culto, dado que en este libro se dan algunas respuestas que es mejor que un lector novel no conozca tan pronto.
He leído por la red que la historia va decayendo pero que a pesar de ello la gente sigo leyendo la serie porque termina creando adicción. Yo no creo que la historia haya decaído, lo que ocurre es que a veces puede ser algo reiterativa, de ahí que cada libro pueda leerse por separado sin haber tenido que leer todos y cada una de ellos. En el final de Los Amantes Connolly deja un camino abierto para la próxima entrega, que se aventura más detectivesco e incluso puede que más proclive al romance. Y la verdad es que el hombre, que tanto atrae el mal y las desgracias ya se lo va mereciendo. Así que estoy deseando que aparezca la nueva entrega, bajo el título en inglés de The Whisperers, que se espera para este mismo año 2010.

domingo, 21 de marzo de 2010

Sentido y sensibilidad


He dejado a medio, por aburrida, El último Dickens, y me he lanzado a leer esta novela. Pues sí: de Jane Austen me quedaban por leer Sentido y sensibilidad y Emma, que ya la tengo en cola para leerla si me la traen antes de que me vaya con mahn. No había tenido interés en leerla porque ya había visto la película protagonizada por Emma Thompson, pero, tras ver una excelente miniserie de la BBC, me apeteció. De esta forma, me he saltado mi principio de primero leer y después ver, pero no me importa. La novela, como siempre ocurre en Austen, nos muestra unos personajes perfectamente caracterizados: Elinor, juiciosa y responsable, y Marianne, impulsiva y apasionada, son las ya archiconocidas protagonistas. Junto a ellas, el resto del elenco va mostrando distintas facetas del ser humano: la madre, tan parecida a Marianne; el hermanastro John Dashwood y su mujer, Fanny, indolente él y manipuladora ella; Edward Ferrars, sosegado y hasta soso; Willoughby, encantador y veleta; el coronel Brandon, taciturno y receloso por un pasado trágico... Y no faltan personajes como la señora Jennings, amable con las hermanas Dashwood, pero un tanto bocazas...
La historia sobre los avatares amorosos de Elinor y Marianne se va narrando de una manera en que la autora, sabiamente, nos da información de una o de otra alternativamente, pero respetando perfectamente el elemento temporal. Dentro de que el argumento me gusta menos que el de Orgullo y prejuicio, sí me ha parecido interesante el cambio que las dos hermanas experimentan en su manera de ser hacia el final de la novela. Es sabido que Elinor es el sentido y Marianne la sensibilidad, pero sus sinsabores amorosos las harán evolucionar.

En cuanto a las adaptaciones, sólo tenía la referencia de la citada película. La verdad es que de esa versión, sólo me quedo con Kate Winslet y Greg Wise, esto es, Marianne y Willoughby. El resto son buenos actores, pero demasiado mayores para los papeles. Hay que tener en cuenta que Marianne tiene unos diecinueve años... ¡y Emma Thompson tenía treinta y seis cuando interpretó el papel! Luego tenemos al coronel Brandon, un Alan Rickman también muy mayor. El personaje tiene treinta y cinco años y, por mucho que a esa edad uno fuera ya un hombre maduro, no es para que pongan a un actor de cincuenta años que aparenta, pues eso, cincuenta años. La miniserie es ya harina de otro costal y me quedo con todo, si bien Willoughby es más feo que pegarle a un padre. Eso sí: el coronel Brandon me ha encantado, me he reconciliado con ese personaje, un sosaina de cuidado en la película. Lo que me ha llevado a leer la novela han sido las pequeñas diferencias que he visto entre la película y la miniserie... y me he encontrado con una sorpresa al comprobar que la producción más reciente ha tomado elementos de la otra, elementos que no aparecen en la novela. Cosa curiosa.

En resumen: agradable lectura y agradable visionado. Ahora tengo ganas de conocer mejor al señor Knightley...

jueves, 11 de febrero de 2010

Ana, la de Tejas Verdes


Cualquiera que vea mis dos últimas entradas pensará que tengo trece o catorce años... pero no, los pasé hace bastante ya. Lo cierto es que el Diario de Ana Frank se puede leer a cualquier edad, y creo que pasa lo mismo con esta novela. Tenía recién empezado el libro El último Dickens, pero mahn se va al extranjero con su libro electrónico y me apetecía echarle un vistazo a Ana, la de Tejas Verdes, descargada de Historias de Época. Lo cierto es que tengo todas las novelas de la serie gracias a esa web, pues están descatalogadas. Ha sido una lectura muy agradable, la verdad. Conforme iba avanzando, me venían a la mente las imágenes de la serie que disfruté en mi adolescencia, porque es bastante fiel en todo, y en lo que más en la elección de los actores que encarnan a cada personaje.

Ana, la de Tejas Verdes se centra en los primeros años en los que la protagonista vive con Marilla y Matthew Cuthbert, una pareja de hermanos, hasta SPOILER la muerte de éste FIN DEL SPOILER. Vemos como la protagonista pasa de ser una niña de once años muy habladora, un poco metepatas y con una imaginación desbordante, a una chica de dieciséis que conserva esa imaginación, pero que se vuelve más juiciosa... tanto que es capaz de hacer las paces con su máximo enemigo, Gilbert Blythe. Lo que ocurra entre ellos no lo sabremos hasta las siguientes novelas, pero algo se va anunciando ya. Para ello tendré que esperar hasta que pueda tener el libro electrónico otra vez en mis manos.

domingo, 31 de enero de 2010

Diario


Mientras leía Drácula, el no muerto, al que podían haber dejado descansar en paz, estuve probando el libro electrónico de mahn con una obra de obligada lectura: El diario de Ana Frank. Parece mentira que no la hubiera leído, pero para todo hay un momento. Adentrarnos en las páginas íntimas de una adolescente tiene un toque voyeur que, en este caso, resulta dramático. Las experiencias de la joven Ana nos recuerdan constantemente que esta niña, la autora del texto, murió poco antes de que el campo de concentración de Bergen-Belsen fuera liberado, de manera que sabemos de antemano que los escondidos fueron descubiertos. Esto hace que el libro se lea con un poco de amargura, porque Ana cuenta con todo detalle cómo se vive en "la casa de atrás", los conflictos con su madre y sus compañeros de escondite, pero también habla del descubrimiento del amor y de la sexualidad, y de sus aspiraciones e ilusiones para el futuro. Ella quería ser escritora y, de la manera más triste, lo consiguió.

Libro imprescindible y altamente recomendable.

sábado, 30 de enero de 2010

Drácula, el no muerto


Esta secuela de la inmortal novela de Bram Stoker ha sido una idea de un tal Ian Holt, experto en el personaje vampírico, y un sobrino biznieto del autor del original (vamos, muy "cercano" o, como diría mi madre, gente de Iglesia, esto es, un primo de un vecino de un amigo de un tío del sacristán). Se supone que el tal Dacre Stoker encontró unas notas de su pariente y, a partir de ahí, se ha marcado un tocho con la excusa. Para darle más consistencia al asunto, nos coloca esas hojas halladas al final del libro... y lo gracioso es que son notas sobre la primera novela (que tituló en principio como El no muerto). En ellas aparecen los personajes principales y uno que Stoker terminó desechando. Pero ahí estaba el sobrino biznieto para rescatarlo del olvido. A todo esto, mete a personajes reales que van desde el propio Bram Stoker al actor John Barrymore (sí, han leído bien). Por en medio nos encontramos con la ya consabida Erzsébeth Báthory (qué novedad) y el rastro de Jack el Destripador (otro que tal). Por momentos me acordaba de un perpetrador de bodrios llamado Mario Escobar, un tío capaz de meter en una misma novela a todo personaje histórico (o no histórico, verbigracia, ¡Sherlock Holmes!) que se le pone por delante, saltándose las más mínimas normas de investigación que le llevan a poner vivas a gentes que ya criaban malvas en el año en el que se ambienta la novela. En el caso que nos ocupa, los autores, como explica al final otra experta llamada Elizabeth Miller, han tenido que hacer algunos ajustes con las fechas para que todo les cuadrara. Maravilloso. Meter todo lo posible aunque sea con calzador.

Dacre Stoker no ha tenido las agallas de hacer una novela con una estructura novedosa, como hiciera Bram, sino en plan guión cinematográfico. De hecho, ya está moviéndose la cosa para hacer una película. Señor...

Por último, en cuanto al argumento, sólo voy a decir dos cosas: es un lavado de imagen de Drácula, al estilo del que le hizo Francis Ford Coppola, y tiene un toque Star Wars. No pregunten por qué.

sábado, 9 de enero de 2010

El tesoro de los nazareos


Finiquitado uno de los tres libros que me han traído los Reyes Magos, tras haber leído una novela de Agatha Christie y una historia muy corta titulada Acerca de Roderer (sugerencia de mahn).

El tesoro de los nazareos es una aventura medieval con los ingredientes típicos: templarios, secretos que pueden destruir la Iglesia, misteriosos manuscritos, etc. Nada nuevo bajo el sol, la verdad. Hay algo que sí, pero no sé la manía de nuestro querido Tristante de colocarnos la resolución al principio, como ya hizo con la estupenda 1969, aunque aquella vez fue en forma de introducción personal del autor y no un prólogo que formara parte de la historia. Entretenida, con el estilo propio del autor, dinámico pero a veces demasiado explicativo.