Se trata de la tercera novela de John Banville escrita bajo el pseudónimo de Benjamin Black. Ha sido publicada originariamente por entregas en The New York Times Magazine, de ahí su prosa fluida, siempre elegante, que se lee en un santiamén y que deja al lector con ganas de más.
Esta vez no la protagoniza el forense Quirke sino otro personaje parecido, de la misma edad, irlandés también, el periodista y ahora escritor John Glass. La ciudad escenario de la novela es Nueva York con sus rascacielos, como la Mulholland Tower de Manhattan, donde Glass ha de escribir la biografía de su suegro, el poderoso Big Bill Mulholland, magnate y antiguo agente de la CIA. El lémur es el apodo que le da el escritor a un joven detective que decide contratar para que le ayude en la investigación, aunque pronto es asesinado y finalmente Glass se ve inmerso en la búsqueda del asesino y de sus motivaciones. El suegro, "Billones" Mulholland, es como un trasunto del padrastro de Quirke. Y es que, en general, toda la novela es como un trasunto de las dos anteriores escritas por "Black", como las películas del cine negro, como si Humphrey Bogart (o algún actor más irlandés como Richard Burton) se dispusiese a interpretar a un forense y después a un escritor. Si Quirke tiene adicción por el alcohol, Glass lo tiene por el tabaco. Como en las anteriores la familia se ve profundamente inmersa en la trama y los personajes esconden secretos y son lo que no parecen ser.
La prosa de Banville se agiliza cuando escribe bajo el pseudónimo de Black, se ha dicho como en los diálogos de las películas de serie B, o como las novelas baratas que se compran semanalmente en los kioskos, que también podría ser. Pero sin perder un ápice su elegancia y brillantez.
El que se utilice la palabra "Mulholland" me ha llevado inevitablemente a recordar las películas de Lynch. Y como en el cine lynchiano hay en las novelas de Black un punto de extrañeza que las hace muy peculiares, como si en la aparente sencillez se escondiese algo más profundo, puede que onírico, como si realmente las primeras novelas sí tuvieran en el fondo alguna suerte de conexión extraña con respecto a la tercera. Quizás escribo por escribir.
Me quedo con la figura del policía o con la de la amante, el personaje que, a mi parecer, tiene los diálogos más inquietantes, no sé por qué. Me ha recordado un tanto a la Carrie de Sexo en Nueva York y un tanto a la protagonista de Desayuno con diamantes. Lo mismo sigo desvariando.
Esta vez no la protagoniza el forense Quirke sino otro personaje parecido, de la misma edad, irlandés también, el periodista y ahora escritor John Glass. La ciudad escenario de la novela es Nueva York con sus rascacielos, como la Mulholland Tower de Manhattan, donde Glass ha de escribir la biografía de su suegro, el poderoso Big Bill Mulholland, magnate y antiguo agente de la CIA. El lémur es el apodo que le da el escritor a un joven detective que decide contratar para que le ayude en la investigación, aunque pronto es asesinado y finalmente Glass se ve inmerso en la búsqueda del asesino y de sus motivaciones. El suegro, "Billones" Mulholland, es como un trasunto del padrastro de Quirke. Y es que, en general, toda la novela es como un trasunto de las dos anteriores escritas por "Black", como las películas del cine negro, como si Humphrey Bogart (o algún actor más irlandés como Richard Burton) se dispusiese a interpretar a un forense y después a un escritor. Si Quirke tiene adicción por el alcohol, Glass lo tiene por el tabaco. Como en las anteriores la familia se ve profundamente inmersa en la trama y los personajes esconden secretos y son lo que no parecen ser.
La prosa de Banville se agiliza cuando escribe bajo el pseudónimo de Black, se ha dicho como en los diálogos de las películas de serie B, o como las novelas baratas que se compran semanalmente en los kioskos, que también podría ser. Pero sin perder un ápice su elegancia y brillantez.
El que se utilice la palabra "Mulholland" me ha llevado inevitablemente a recordar las películas de Lynch. Y como en el cine lynchiano hay en las novelas de Black un punto de extrañeza que las hace muy peculiares, como si en la aparente sencillez se escondiese algo más profundo, puede que onírico, como si realmente las primeras novelas sí tuvieran en el fondo alguna suerte de conexión extraña con respecto a la tercera. Quizás escribo por escribir.
Me quedo con la figura del policía o con la de la amante, el personaje que, a mi parecer, tiene los diálogos más inquietantes, no sé por qué. Me ha recordado un tanto a la Carrie de Sexo en Nueva York y un tanto a la protagonista de Desayuno con diamantes. Lo mismo sigo desvariando.
Para quien desee leerla en inglés y por entregas:
http://www.nytimes.com/2008/01/13/magazine/13serial-t.html
3 comentarios:
Mmmmm... me interesa eso que comentas de los diálogos y del aire "noir".
Tiene buena pinta... y encima con link a la versión digital ¡¡¡al lector de libros electrónicos de cabeza!!!
Sí, pero luego me di cuenta de que sólo ponen el primer capítulo... y luego hay que pagar :( Sorry!
Bueno, casi mejor comprarse el libro, que además está en Alfaguara y su diseño está muy bien.
Ya, ya me he dado cuenta :-(
De todas formas don´t worry, desde la llegada a mi poder del libro electrónico no sabes la cantidad de cosas que leo... y el poco dinero que me gato en libros ;-)
Es increíble la de novedades editoriales USA que igual dentro de un año aparecen por aquí que pero que ya puedes leer... y aún no he empezado en serio a buscar libros en italiano, aunque me da que de estos va a haber menos.
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