Novelón donde los haya, surgido casi por pura diversión una noche tormentosa y convertido en un mito de la literatura gótica. Mary Shelley se desvela como una escritora de primera categoría en este género, mezclando el terror con el amor y la investigación científica. No la tengo demasiado fresca, pero me enganchó desde el principio y me sorprendió gratamente, porque tiene todo lo bueno de un clásico y, a la vez, es muy moderna.
El mal llamado monstruo de Frankenstein fue un personaje novedoso, aunque nacido de la vieja idea del hombre que quiere jugar a ser Dios. La novela tiene una gran actualidad ahora que la ciencia domina nuestras vidas en todos los ámbitos, incluida la creación de la misma y la manipulación genética.
Me resultó curioso ver cómo el tiempo ha hecho desaparecer al protagonista que le dio el título al libro, el doctor Frankenstein, y es su creación la que ha pasado a la historia robándole el nombre. Pero vayamos a lo que nos interesa. El planteamiento de la historia es sencillo: un personaje atormentado, perdido en medio del hielo polar, cuenta su historia al capitán de un barco que ha encallado. Vemos en su narración que todo lo que le ha movido en su vida es la investigación científica bajo la influencia del trauma de haber perdido a su madre. Los estudios de medicina y los adelantos de la electricidad le van dando las claves para la creación de nueva vida. Su mundo se va cerrando en torno a la obsesión por la ciencia, mientras que va perdiendo la oportunidad de ser feliz junto a una mujer que lo ama. El éxito que consigue se convertirá en su penitencia por haber querido ser Dios y, como Prometeo, sufrirá el castigo (casi) divino.
Desde luego, la versión para el cine más conocida es la protagonizada por Boris Karloff y dirigida por James Whale, y es de las mejores (esa ternura con el ciego o con la niña son inolvidables). Además, aprovecharon el tirón para seguir adaptando la novela en la secuela La novia de Frankenstein. Tanto el maquillaje del monstruo como el de la novia (Elsa Lanchester) han creado escuela. Luego vino ese Young Frankenstein de Mel Brooks que tiene su gracia, la verdad. Y remató la faena Kenneth Branagh; y digo remató porque, si bien es fidelísimo a la novela, me pareció un exceso por todos lados: movimientos de cámara, música, abdominales del protagonista, etc. Fue por esa época en la que, a la luz del Bram Stoker's Dracula, todo el mundo se apuntó a poner en el titulito de la película el nombre del autor del libro en el que se basaba, como para darle más "veracidad" a la adaptación. Así, Branagh filmó su Mary Shelley's Frankenstein. Y hasta se hizo una Louise May Alcott's Little Women. Cuánta chorrada.
Sólo añadir que Frankenstein, a diferencia de Drácula, nunca me dio miedo, sino pena. El pobre quiere ser aceptado y, al no conseguirlo, exige una compañera que lo quiera para vivir con ella. Es el drama del diferente, siempre es rechazado por la masa.
Desde aquí les animo a que completen este somero análisis porque, insisto, hace mucho que la leí. Si ven algo que no es correcto, no duden en apuntarlo.
El mal llamado monstruo de Frankenstein fue un personaje novedoso, aunque nacido de la vieja idea del hombre que quiere jugar a ser Dios. La novela tiene una gran actualidad ahora que la ciencia domina nuestras vidas en todos los ámbitos, incluida la creación de la misma y la manipulación genética.
Me resultó curioso ver cómo el tiempo ha hecho desaparecer al protagonista que le dio el título al libro, el doctor Frankenstein, y es su creación la que ha pasado a la historia robándole el nombre. Pero vayamos a lo que nos interesa. El planteamiento de la historia es sencillo: un personaje atormentado, perdido en medio del hielo polar, cuenta su historia al capitán de un barco que ha encallado. Vemos en su narración que todo lo que le ha movido en su vida es la investigación científica bajo la influencia del trauma de haber perdido a su madre. Los estudios de medicina y los adelantos de la electricidad le van dando las claves para la creación de nueva vida. Su mundo se va cerrando en torno a la obsesión por la ciencia, mientras que va perdiendo la oportunidad de ser feliz junto a una mujer que lo ama. El éxito que consigue se convertirá en su penitencia por haber querido ser Dios y, como Prometeo, sufrirá el castigo (casi) divino.
Desde luego, la versión para el cine más conocida es la protagonizada por Boris Karloff y dirigida por James Whale, y es de las mejores (esa ternura con el ciego o con la niña son inolvidables). Además, aprovecharon el tirón para seguir adaptando la novela en la secuela La novia de Frankenstein. Tanto el maquillaje del monstruo como el de la novia (Elsa Lanchester) han creado escuela. Luego vino ese Young Frankenstein de Mel Brooks que tiene su gracia, la verdad. Y remató la faena Kenneth Branagh; y digo remató porque, si bien es fidelísimo a la novela, me pareció un exceso por todos lados: movimientos de cámara, música, abdominales del protagonista, etc. Fue por esa época en la que, a la luz del Bram Stoker's Dracula, todo el mundo se apuntó a poner en el titulito de la película el nombre del autor del libro en el que se basaba, como para darle más "veracidad" a la adaptación. Así, Branagh filmó su Mary Shelley's Frankenstein. Y hasta se hizo una Louise May Alcott's Little Women. Cuánta chorrada.
Sólo añadir que Frankenstein, a diferencia de Drácula, nunca me dio miedo, sino pena. El pobre quiere ser aceptado y, al no conseguirlo, exige una compañera que lo quiera para vivir con ella. Es el drama del diferente, siempre es rechazado por la masa.
Desde aquí les animo a que completen este somero análisis porque, insisto, hace mucho que la leí. Si ven algo que no es correcto, no duden en apuntarlo.
7 comentarios:
Corroboro la sensación más que de miedo de lástima que produce la Criatura.
Por otra parte alabo hasta la extenuación la adaptación fílmica de K. Branagh, fidelísima por contraposición a la de Drácula hecha por Coppola, que debería haberse titulado "Drácula de Francis Ford Coppola" y tan panchos.
La peli de Branagh retrata exquisitamente esa angustia existencial (nunca mejor dicho) que aborda a la Criatura cuando paulatinamente va siendo consciente de su abominable naturaleza, y la respuesta malvada de sus actos quizá no sea sino la transposición de su nacimiento no como el acto de amor que suele ser el origen de la vida humana, sino el acto de osadía, el desafío a Dios que supone su creación.
Creo que la genialidad de la obra de Mary W. Shelley reside en su universalidad, en la capacidad de actualización de su mensaje si adecuamos los adelantos de la electricidad, la radiación, la genética... a las sucesivas épocas en las que los avances de la ciencia permiten al hombre continuar jugando a ser Dios, lo que no deja de ser la trasliteración del subtítulo de la novela, pues el mitológico Prometeo, robando el fuego de los Dioses, estaba condenado a soportar las siempre funestas consecuencias de tratar de ser más que lo que somos.
Estoy de acuerdo en lo de "Coppola's Dracula", ja, ja. Pero no me diga que Branagh no podría haber sido un poco más contenido.
Hola compis.... esto...., no se como entrar en el blog y escribir....jis,jis....
¿Branagh contenido?
Por Dios, antes se hiela el infierno :-)
De todas formas sus excesos no me disgustaron, la escenografía (y la coreografía) de la secuencia de la creación tenían un ritmo adecuado. Extravagancias como aquella escalera timburtonesca a mi al menos no me chirriaban.
Y lo de las abdominales... bueno, acababa de dejarlo con Emma Thompson e imagino que quería demostrarle lo que se estaba perdiendo :-)
Ramon, para escribir en el blog, dos indicaciones solo...
1.-Lecturas Reunidas es de libros, así que ya sabes, reseñas de libros que te hayas leído, propuestas, anuncios de lanzamientos editoriales, entrevistas a autores... mientras haya papel, bienvenida será la entrada, así que con todos los libros de cine, historia del conflicto árabe israelí ;-) y demás que te hayas zampado mira si tienes tema. Por cierto, podrías recuperar y subir aquí la entrada que hiciste en tu blog del libro de Shlomo Ben Ami.
2.- Para subir entradas entra en www.blogger.com con tu contraseña habitual de Gmail y verás que te sale una lista con DOS blogs, el tuyo y este. "Apretas" el botón de ENTRADA NUEVA y palante... Otra forma es, desde la página principal de tu blog, arriba a la derecha tendrás la opción ESCRITORIO, entras por ahí y llegas al mismo sitio. El otro día creo que subiste aquí una entrada... no es complicado.
"Timburtonesca", palabra que lo dice todo, ja, ja. La propongo para que entre en el diccionario junto a "miembra" y "fistro/a".
Apunta tb "pepiñesco", "rubalcabada" o "gallardonía"... que ya te puedes imaginar por donde van los tiros...
Más que terror también me provocó un sentimiento de lástima por el protagonista, me parece un libro de lectura imprescindible, va más allá que la historia del protagonista.
PD: enhorabuena por el blog.
Saludos.
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